Lo que en las últimas décadas suponía un tabú para gran parte de la sociedad, se ha convertido en otra forma de ocio y, cómo no, de excitación personal (o en pareja) para disfrutar del sexo desde otras perspectivas. Pero, ¿dónde se encuentran los límites? ¿Puede llegar a suponer un problema para mi salud o psicológico si lo consumo de forma habitual? Veamos qué tiene que decir la ciencia en estos supuestos.

Realidad Virtual

Uno de los últimos estudios publicados este año tiene que ver, por ejemplo, con la Realidad Virtual. Y es que investigadores de la Universidad británica de Newcastle apuntaban que vivir la experiencia ya no solo como observador, sino que también como protagonista, podría suponer un problema de cara al futuro. Obvio que ahora estamos viviendo los primeros pasos de este tipo de tecnología, pero advierten que existe una línea roja muy fina que nos va a impedir discernir la vida real de lo que es fantasía. Los investigadores advierten que podría incluso llegar a dañar las relaciones personales, fomentando un comportamiento perjudicial para el sujeto.

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Agresiones sexuales

Otro de los problemas alrededor del mundo del porno es la violencia con la que se graban en la actualidad algunas de las escenas con la intención de resultar más excitantes al espectador. Esto implica que el concepto de la pornografía se desvirtúe de tal manera que en lugar de ver a personas practicando sexo, parezca más bien una escena de violación. De hecho, en 2010, el profesor Gail Dines analizó más de 300 escenas de porno y encontró que en un 88% de ellas contenían agresiones físicas explícitas. En ellas, la gran mayoría eran hombres los que atacaban a la mujer y su respuesta “defensiva” era simplemente mostrar más placer. ¿Ver este comportamiento hará que sea así en la vida real?

No tiene por qué. El profesor Neil Malamuth, de la Universidad de California en Los Ángeles, ha llevado a cabo numerosos estudios sobre la relación entre el consumo de porno y la violencia sexual. En uno de ellos, estudió el comportamiento de 300 hombres que veían este tipo de escenas de forma habitual. Concluyó que aquellos hombres que ya eran sexualmente agresivos y que consumían pornografía de ese tipo de forma habitual, tenían más posibilidades de cometer una agresión sexual. Pero advertía, que en ningún caso el porno es el gatillo que impulsa ese comportamiento.

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Adicción

Este es otro de los peligros que su visionado puede llegar a provocar en nuestra vida diaria. Cuando nuestra cabeza no para de pensar en consumir este tipo de escenas, dejando nuestra rutina aparcada a un lado, supone una adicción que es necesario corregir.

Según un estudio de la Universidad de Cambridge, quien tiene adicción a la pornografía activa en el cerebro las mismas zonas que alguien que tiene mono por consumir droga. Por lo tanto, el mensaje que envía a todo el cuerpo es una necesidad de masturbación mientras se ven escenas de sexo. Eso sí, según los investigadores, a pesar de que esto haya sido probado, no implica que el porno sea adictivo.

Por otro lado, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido sí que clasifica la adicción al sexo, por ejemplo, como una adicción similar a las drogas. Entre las causas se encuentra el uso descontrolado de pornografía, pero es uno de los tantos factores, apuntan, que provocan a los sujetos este comportamiento. Por lo tanto, asegurar que es la causa principal no sería justo y es necesario seguir estudiando sobre el tema.

Fuente: BBC

Alberto Pascual García