Existe la creencia generalizada de que hay que beber una media diaria de ocho vasos de agua. Pero, ¿realmente es así? Un equipo de la Universidad de Monash, en Australia, ha realizado un nuevo estudio para intentar aclarar esta cuestión de manera definitiva. Y la conclusión a la que han llegado es que depende de cada persona. Hay quien necesita ocho vasos o más, y quien no tiene que beber tanto.
Según los autores del estudio beber demasiada agua puede parecer inocuo, pero recuerdan que cada vez hay más casos de personas hospitalizadas por hiperhidratación, síndrome también conocido como intoxicación por agua. El consumo excesivo de líquido produce una disminución de los niveles de sodio en la sangre, que acaban provocando que la persona sienta mareos, náusea, e incluso la pérdida de la conciencia. Y en casos muy excepcionales puede acabar provocando un coma (pero que suceda algo tan grave es poco común).
Pero, ¿cómo podemos saber si ya hemos bebido más agua de la que necesitamos? La respuesta está en la garganta, tal y como ha revelado este nuevo estudio. Los investigadores monitorizaron la actividad cerebral de varios voluntarios mientras bebían agua. Y lo que observaron es que cuando ya habían superado el límite necesario de ingesta de líquido, comenzaba a aumentar la actividad en el córtex prefrontal. Realmente lo que estaba sucediendo es que el cerebro estaba dando órdenes al cuerpo para que inhibiera la capacidad de tragar.
Por eso, los autores del estudio explican que si al beber sentimos que nos resulta difícil tragar el agua, eso es una señal clara de nuestro organismo que nos está indicando que no necesitamos seguir bebiendo.
Vicente Fernández López