Durante años, el doctor Joel Salinas creyó que la música crea los colores, que los números tienen personalidades y que era normal sentir el dolor que veía reflejado en otras personas, como si le estuviera pasando a él. Todo le parecía normal hasta que comenzó a estudiar medicina.

La prensa británica ha dado a conocer hoy esta historia en la que nos cuenta esta rara condición que hace que el cerebro de este joven reproduzca la misma sensación de dolor que ve reflejada en sus pacientes. En 2008, por ejemplo, mientras realizaba sus prácticas en el hospital, un hombre sufrió un grave ataque de corazón y su cuerpo reaccionó prácticamente de la misma manera: “Veía cómo estaban practicándole compresiones en el pecho y era capaza de sentir mi espalda contra el suelo y la presión de las manos sobre mí. Incluso sentía cómo introducían un tubo por mi garganta”. Cuando el paciente murió 30 minutos después, el doctor Salinas se liberó de esa desagradable sensación, como si hubieran apagado un interruptor.

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Para quienes no entienda el concepto de sinestesia, os lo explicamos. Es cuando uno o más de tus sentidos emerge con otro, en lugar de sentirlos por separado. Por ejemplo, percibir el sabor de la música, o sentir un color cuando se fijan en un número o en una letra. Son conceptos, que no somos capaces de entender, porque nunca lo hemos sentido como tal, por ello, resulta difícil comprender esta extraña condición.

Esto le provocaba sensaciones muy complicadas de entender para un joven de 7 años que comenzaba a hacer sumas en el colegio: “No podía hacerlas de forma intuititiva. Mi 2 representaba un color rojo maternal y mi cuatro era un amigo azul. Así que, ¿cómo podía ser que 2+2 representara un 4?”. Pero en lugar de agobiarse lo aprovechó como una forma de aprendizaje y de asociación de ideas, lo que le permitió estudiar mejor. Pero también se dio cuenta de que era capaz de sentir aquello que veía reflejado en otras personas: sabores, olores… incluso el dolor. Por ello, decidió estudiar medicina para conseguir ayudarles a que se sintieran mejor (lo que también le haría sentirse bien a él).

¿Cómo puede controlar su condición?

Vivir con esta sensación diaria del dolor ajeno le ha hecho crear una técnica para no verse afectado por las mismas sensaciones (si no, le sería imposible trabajar). Descubrió que los dolores son más fuertes si venían personas que le recordaban a él físicamente, por ello trata siempre de centrarse en otros detalles del paciente, como en la manga o el cuello de su camisa y así no siente una conexión tan fuerte.

Su condición de hipersensibilidad es incluso algo bastante extraño dentro de la gente que padece sinestesia. De hecho, el tipo “tacto-espejo” solo afecta a 1.6% de la población. Su caso además es curioso en la propia familia, ya que sus hermanos también han mostrado estas mismas sensaciones, aunque eso sí, en ningún caso tan fuertes como a él.

Puedes saber más sobre su historia en su libro «Mirror Touch«.

Fuente: BBC

Alberto Pascual García