Varios estudios anteriores han señalado los beneficios del ejercicio físico como medio de prevenir la demencia. Pero pudiera ser que el deporte no sea tan eficaz una vez que los síntomas de la enfermedad han comenzado a manifestarse. Al menos, esa es al conclusión negativa a la que ha llegado una nueva investigación realizada por un equipo de la Universidad de Oxford.
Los investigadores realizaron un experimento con trescientos pacientes de más de 70 años, que manifestaban síntomas incipientes y moderados de esta enfermedad. A todos ellos les sometieron a un programa de entrenamiento físico dos veces por semana, en el que tenían que realizar ejercicios como montar en bicicleta o levantar pesas.
Al cabo de cuatro meses se compararon los resultados obtenidos con los de otro grupo de pacientes que no habían hecho ejercicio. Y lo que se observó fue que, aunque su forma física había mejorado de forma evidente, los síntomas del deterioro cognitivo no se habían aminorado. Es más, eran incluso algo más evidentes (aunque no demasiado) entre quienes habían seguido el programa de entrenamiento.
Para los autores del estudio, es necesario realizar experimentos similares con otros tipos de ejercicio (como el yoga o el pilates) para intentar descubrir si hay alguno que sirva mejor que el entrenamiento tradicional, para mejorar la calidad de vida de los pacientes con demencia.
Fuente: BBC.
Vicente Fernández López