Numerosos estudios ya han señalado el impacto que la dieta puede tener en el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Pero, hasta hasta la fecha, muy pocos habían tenido en cuenta la hora a la que comemos. Y, ahora, una investigación realizada por un equipo del Instituto de Salud Global de Barcelona, ha analizado el impacto que puede tener la hora a la que cenamos, en las posibilidades de desarrollar cáncer de pecho y de próstata.
Los investigadores realizaron su estudio con más de 600 pacientes con cáncer de próstata, y otras mil que lo tenían de pecho. Tras ajustar los factores socioeconómicos, genéticos y de otros tipos que podían influir en las posibilidades de padecer dichas enfermedades, los autores del estudio llegaron a la conclusión de que cenar a las diez de la noche o más tarde, podía aumentar el riesgo de desarrollar dichos tipos de cáncer.
Concretamente, observaron que quienes cenaban antes de las nueve de la noche o que, al menos, dejaban transcurrir dos horas entre la cena y el momento de acostarse, tenían un 26% menos de riesgo de tener cáncer de próstata, y un 16% menos en el caso del de pecho.
Por supuesto, lo de las nueve y las diez de la noche se aplica a la media de los voluntarios participantes en el estudio, ya que hay personas que por sus horarios de trabajo tienen sus organismos acostumbrados a otros horarios. Pero lo que si serviría para todos, es lo de dejar pasar al menos dos horas entre la cena y el momento de irse a la cama.
Hay que tener en cuenta también, que se trata de un estudio observacional. Y, por tanto, es necesario realizar más investigaciones que confirmen la existencia de este posible vínculo detectado entre la hora de cenar y el mayor o menor riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer.
Fuente: PopularScience.
Vicente Fernández López