P. ¿De dónde surgió su interés por el cáncer?

R. A los diez años sostenía la mano de mi madre cuando murió de un linfoma. Después perdí a un hermano de melanoma y, más recientemente, a otro de cáncer de pulmón. Yo mismo sufrí uno de próstata hace 12 años, hace dos me quitaron un melanoma en la nariz y me tratan por uno de vejiga…

P. ¿Cuál es la efectividad de su tratamiento?

R. Tenemos buenos resultados en casi dos tercios de los pacientes con melanoma. Y de cáncer de pulmón. También de vejiga, riñón, cabeza y cuello… Otros, como próstata, glioblastoma no responden bien.

P. ¿Cuánto dura el efecto de ipilimumab, el fármaco que han desarrollado?

R. Tenemos ya suficientes pacientes con un seguimiento de diez años y sabemos que, con una sola aplicación, si superan los tres primeros años, pueden superar los diez. Los casos de recaída son muy pocos y normalmente se trata de algún tumor localizado que puede extirparse.

P. ¿La terapia inmunológica será la solución única?

R. No. Hasta ahora había tres pilares para combatirlo: cirugía, radiación y quimioterapia. Ahora hay un cuarto, la inmunoterapia. Y puede combinarse con ellas. Con quimioterapia, por ejemplo, puede afinar las dianas contra las que hay que dirigirse.

P. ¿Y el coste del tratamiento?

R. Es muy alto. En el futuro la inmunoterapia va a formar parte del tratamiento en la mayoría de los cánceres. En el melanoma puede ser el principal. Me resulta difícil hablar de esto, porque el coste de desarrollar el ipilimumab fue astronómico, en parte porque rompió todas las reglas, porque no era una sustancia contra el cáncer [sino para modificar el sistema inmune]. Nuestros ensayos nos llevaron cinco años en lugar de uno. Pero, dicho esto, no creo que tenga que ser más caro que otras sustancias contra el cáncer.

P. ¿Qué tareas son las siguientes en su lista?

R. Tengo dos objetivos: mejorar la supervivencia en los tumores que ya tratamos y, por supuesto, conseguir una buena respuesta en los tumores que ahora no la tienen, y ahí vamos a necesitar mucha ciencia.

Pilar Gil Villar