Hablar del consumo de sal es hablar de un tema controvertido que siempre termina en la misma conclusión: cuanta menos sal añadamos a nuestras comidas, mucho mejor será para nuestra salud, pero hasta qué punto. Este año, dos investigaciones nos mostraron que el uso incontrolado en nuestras comidas (alcanzando picos de 9 gramos diarios) podría aumentar nuestro riesgo de muerte prematura o incluso dañar a nuestro cerebro e inteligencia. Entonces, cómo puede ser que ahora, un nuevo estudio tire por tierra estas ideas y nos diga que la sal no es tan mala como nos han querido hacer creer. Lo analizamos.
Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo máximo recomendable de sodio al día es de 2 gramos, lo que equivale a unos 5 gramos diarios de sal. Un consejo con el que la OMS pretende evitar que las personas tengan en un futuro problemas circulatorios que se compliquen y acaben en un ataque al corazón. Pero según una investigación publicada en la revista médica “The Lancet”, ningún gobierno ha logrado aún medidas necesarias como para que sus ciudadanos hayan reducido el consumo de sal a niveles tan bajos. De hecho, consideran que podría llegar a ser inútil intentar estas medidas en países como Reino Unido o Estados Unidos. Pero, ¿por qué?
[image id=»97863″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]En el estudio, realizado por el Population Health Research Institute de la universidad médica McMaster de Ontario (Canadá), se han involucrado a más de 90.000 personas (de entre 35 y 70 años) de más de 300 regiones y 18 países de todo el mundo, durante una media de 8 años. Gracias a los resultados que recabaron, se dieron cuenta de que las recomendaciones que da la OMS tienen más sentido en países como China, por ejemplo, donde el consumo de sal suponía un grave problema de salud (un 80% de la población afirma añadir hasta 12 gramos de sal diarios). Con estos resultados sobre la mesa, se apreciaban niveles altos de personas con problemas de hipertensión, los cuales solían derivar en ataques al corazón. En otros países, el consumo promedio de sodio estaba por debajo de los 5 gramos, de ahí que no entiendan los esfuerzos de la OMS por recortar aún más su ingesta.
Según el líder del estudio, el profesor Andrew Mente, “nuestro estudio evidencia aún más la tendencia que sugiere que un consumo moderado de sal podría ejercer un beneficio en nuestra salud cardiovascular, aunque podría ser dañina en caso de que su consumo sea muy alto o al contrario, demasiado bajo. Nuestros cuerpos necesitan nutrientes como el sodio, pero la cuestión es cuánto”. Con esta reflexión, lo que quieren es lanzar una llamada de atención a todos aquellos científicos y médicos que pretenden reducir a límites de “casi cero” sal en cualquier tipo de dieta, lo que consideran que es igual de grave que comer demasiado y que puede acarrear otros problemas de salud.
Y tú, ¿por quién te decantas?
Fuente: The Guardian
Alberto Pascual García