En muchos medios aparecen noticias sensacionalistas sobre casos de personas que han pasado la COVID-19 y se vuelven a infectar con el coronavirus, pero los estudios y los expertos coinciden en que es muy poco probable

En los últimos días están apareciendo noticias en las que se anuncia de forma alarmista que los anticuerpos contra el coronavirus SARS-CoV-2 solo duran entre dos y tres meses, lo que despierta temores de que estas personas que ya lo hayan pasado podrían quedar desprotegidas, e impedir el desarrollo de la inmunidad de grupo.

Pero estos temores parecen estar infundados. Según los expertos consultados por el New York Times, el coronavirus SARS-CoV-2 se comporta como otros virus, la bajada de anticuerpos es normal, y el organismo tiene otros mecanismos de defensa que lo protegen de nuevas infecciones, en especial la respuesta de las células T del sistema inmunitario, que no aparecen en las pruebas de anticuerpos, pero que están presentes.

Los casos de aparentes reinfecciones se deben probablemente a que el virus se «esconde» en determinados tejidos haciendo que la infección real se arrastre durante más tiempo, con varios episodios de distintos síntomas a lo largo del proceso.

Además de los anticuerpos, el organismo tiene otros mecanismos de defensa que lo protegen de nuevas infecciones

Para comprender por qué el riesgo de reinfección no es algo que debiera preocuparnos es necesario entender primero cómo responde el sistema inmunitario al cornavirus SARS-CoV-2 y cómo se desarrolla la COVID-19.

Cuando un virus hasta entonces desconocido entra en el organismo, hay una respuesta inmunitaria genérica, a cargo del sistema inmunitario innato. En esta fase las células del sistema inmunitario producen citoquinas, mensajeros químicos que inducen un estado de inflamación.

Pasados unos días comienza la respuesta inmunitaria adaptativa. En esta fase las células T del sistema inmunitario son las protagonistas. Las células T colaborativas toman muestras de las proteínas del virus y las presentan a las células B, que se encargan de fabricar anticuerpos específicos para ese virus. Los anticuerpos son moléculas que se adhieren a las proteínas que envuelven al virus, impidiéndole que las utilice para infiltrarse en las células del organismo, y marcándolo como un objetivo para que otros linfocitos lo eliminen. Además, otras células T llamadas citotóxicas se encargan de eliminar las células infectadas por el virus.

En este paso es donde se produce una gran diferencia en los distintos casos de infección con el coronavirus SARS-CoV-2. En determinados pacientes los síntomas son mínimos o inexistentes, se producen anticuerpos y la persona queda inmunizada contra otros ataques del virus (pero solo de este virus).

Sin embargo, en un porcentaje de pacientes la respuesta adaptativa está inhibida, y no llegan a producir anticuerpos en cantidad suficiente para combatir el virus. Por su parte, la respuesta genérica del organismo y la inflamación siguen su curso, desencadenando la llamada «tormenta de citoquinas» y provocando daños en los tejidos, especialmente en los pulmones, coágulos en los vasos sanguíneos y otros órganos. Son estas personas quienes tienen mayor riesgo de presentar síntomas de nuevo, porque en realidad su organismo no ha sido capaz de eliminar al virus por completo.

En Corea del Sur, en las personas que presentaban nuevos síntomas no se pudieron cultivar virus vivos de ninguna de sus muestras, y no habían contagiado el virus nadie más

En otros casos hay unos primeros síntomas leves (pérdida del sentido del gusto, dolores de cabeza) que desaparecen, y pueden reaparecer más tarde con un cuadro diferente, a veces más grave. En Corea del Sur se investigó a 285 pacientes que presentaban esta aparente reinfección, de media dos meses después. Casi la mitad de las personas tuvieron síntomas en la segunda prueba, pero los investigadores no pudieron cultivar virus vivos de ninguna de sus muestras, y las personas infectadas no habían contagiado el virus nadie más.

La caída en los niveles de anticuerpos no parece tener tanta influencia en la inmunidad. En un estudio con casi 20.000 personas se pudo comprobar que incluso aquellas en las que los anticuerpos habían descendido a la mitad, sus organismos podrían responder y neutralizar al virus.

Aquí es donde están con seguridad actuando las llamadas células T de memoria. Estas células del sistema inmunitario guardan copias de las proteínas que identifican al virus, en general durante años, como una especie de biblioteca de posibles atacantes al organismo. Incluso cuando los niveles de anticuerpos han descendido (porque ya no son necesarios) estas células de memoria pueden montar una respuesta ante una nueva infección, como ocurre con otras enfermedades como el sarampión o la varicela.

Como se trata de un nuevo virus, todavía no hay datos concretos sobre la inmunidad a largo plazo, pero todo parece indicar que las reinfecciones son raras.

REFERENCIAS

Antibody dynamics to SARS-CoV-2 in Asymptomatic and Mild COVID-19 patients

Targets of T Cell Responses to SARS-CoV-2 Coronavirus in Humans with COVID-19 Disease and Unexposed Individuals

Immune Response, Inflammation, and the Clinical Spectrum of COVID-19

Findings from investigation and analysis of re-positive cases

SARS-CoV-2 infection induces robust, neutralizing antibody responses that are stable for at least three months