Nueva Zelanda es uno de los países que ha controlado con éxito la propagación de la COVID-19, el pasado 8 de junio se declaró libre de coronavirus, un estudio analiza cómo lo han conseguido

El New England Journal of Medicine ha publicado un artículo en el que los científicos de la Universidad de Otago, Wellington, detallan cómo Nueva Zelanda, relativamente cerca del epicentro de la pandemia en China, consiguió controlarla.

Los informes del brote de Wuhan que auguraban que la COVID-19 podía convertirse en una pandemia  llegaron a finales de enero de 2020.  Nueva Zelanda es un país asilado geográficamente, pero recibe un gran influjo de turistas y estudiantes de China y Europa en el verano austral, que es el invierno en el hemisferio norte. Haciendo los cálculos, se dieron cuenta de que si se extendía, el sistema sanitario se colapsaría,  poblaciones vulnerables como los indígenas maoríes serían las más perjudicadas.

En febrero reforzaron los hospitales para poder enfrentarse a un aumento de los casos y comenzaron a controlar las fronteras. El primer caso registrado en el país fue el 26 de febrero, pero cuando se detectaron los primeros casos de propagación local a mediados de marzo, la política de su gobierno cambió.

Siguiendo indicaciones estrictamente científicas el gobierno de Nueva Zelanda pasó de una estrategia de mitigación a una estrategia de eliminación: se impuso un riguroso bloqueo el día 26 de marzo, justo cuando se empezaba a producir el crecimiento exponencial de los casos.

Después de cinco semanas los casos estaban descendiendo en todo el país, y el estado de alerta se prorrogó dos semanas más. A principios de mayo se identificó el último caso conocido de COVID-19, y se aisló a la persona, eliminando la propagación de la enfermedad. El 8 de junio Nueva Zelanda estaba libre de coronavirus.

Ahora Nueva Zelanda se encuentra en la etapa de posteliminación, en la que los únicos casos registrados son viajeros internacionales, que inmediatamente se ponen en cuarentena durante dos semanas. Siempre pueden producirse fallos en la contención, como ha ocurrido en China, Hong Kong o Corea del Sur, pero son rápidamente controlados, y hay protocolos en el caso de que se produzcan rebrotes que incluyen el uso masivo de mascarillas, algo que no ha sido necesario hasta ahora.

El número total de casos ha sido de 1.569, con solo 22 muertes, en un país de casi cinco millones de habitantes, es la mortalidad más baja de los países de la OCDE. En comparación, la Comunidad Autónoma de Madrid tiene 6,6 millones de habitantes, ha registrado más de 74.000 casos y 8.400 muertes por COVID-19.

El éxito de Nueva Zelanda se basa no tanto en la rapidez de su respuesta, ni la cantidad de test realizados, similares a la de otros países, sino a la voluntad del gobierno de seguir criterios estrictamente científicos para contener la extensión del virus, y la contundencia de las medidas, que tuvieron el respaldo de todas las fuerzas políticas y la inmensa mayoría de la sociedad.

REFERENCIAS

Successful Elimination of Covid-19 Transmission in New Zealand