¿De dónde sale el color?
El principal responsable es un pigmento llamado melanina. En cantidad abundante, da lugar a los ojos marrones y, cuando escasea, a los azules. Esto último ocurre porque “también existe una aportación de las fibras de colágeno que forman el tejido conjuntivo del iris”, nos explica Richard Sturm, una autoridad mundial en la genética del color de ojos, pelo y piel. Esas fibras no aportan color, “son proteínas estructurales que dispersan las longitudes de onda azules de la luz hacia la superficie”, añade Sturm, y explica que los verde-avellana: “Son el resultado de las diferencias en la distribución o la cantidad de ese pigmento”. Las variaciones de esos elementos dan lugar a una inmensa diversidad de tonalidades.
¿Puede indicar enfermedad?
Igual que en la piel, la melanina del iris ejerce una protección ante la radiación ultravioleta. Por eso, se ha comprobado que los iris más claros son más propensos a las cataratas y a la degeneración macular. En el caso del cáncer de ojo, el equipo de María Antonia Saornil, miembro de la Unidad de Tumores Intraoculares del Hospital de Valladolid, ha comprobado que esa relación no es válida en todo el mundo: “En los países nórdicos, donde se ha realizado la mayoría de los estudios,el 80% de los pacientes de melanoma ocular tienen iris azules o grises, pero en España ocurre a la inversa: el 80% tiene ojos marrones o verde-avellana”. Igual que en la piel, la melanina del iris ejerce una protección ante la radiación ultravioleta. Por eso, se ha comprobado que los iris más claros son más propensos a las cataratas y a la degeneración macular. En el caso del cáncer de ojo, el equipo de María Antonia Saornil, miembro de la Unidad de Tumores Intraoculares del Hospital de Valladolid, ha comprobado que esa relación no es válida en todo el mundo: “En los países nórdicos, donde se ha realizado la mayoría de los estudios,el 80% de los pacientes de melanoma ocular tienen iris azules o grises, pero en España ocurre a la inversa: el 80% tiene ojos marrones o verde-avellana”.
¿Cómo es el color de los ojos en España?
Los españoles nos hallamos en el continente con mayor diversidad en cuanto a la coloración de los ojos. Pero cuando María Antonia Saornil y su equipo comenzaron su estudio para relacionar este rasgo con los tumores oculares, se encontraron con que no había una clasificación reproducible. Por eso, la elaboraron ellos, y encontraron que se podía clasificar ese arco iris biológico en tres grandes grupos.
¿Cómo se hereda el color de ojos?
En el cole aprendimos que este rasgo depende de un gen, dominante para el marrón y recesivo para el azul, por lo que dos progenitores de ojos azules nunca tendrán un bebé de iris castaño. Pues no es tan sencillo. Según el investigador australiano Richard Sturm: “El principal responsable de la gran variedad de colores es un gen llamado OCA2, pero hay otros genes implicados en el proceso”. OCA2 expresa una proteína que participa en la producción de melanina. Si un bebé hereda un alelo (versión) potente de OCA2, probablemente mirará en marrón, y si sus alelos son más débiles, lo hará en azul. Pero puede que haya otros genes distintos que compensen el grado de producción de melanina definido por OCA2. De la interacción de todos ellos se derivan los múltiples tonos posibles y que unos padres ojiazules sí puedan tener bebés de mirada castaña.
¿Son los espejos del alma?
Más bien, la ventana a la que asoman todas nuestras emociones, nos guste o no. Su lenguaje implica a todos sus elementos: párpados, cejas, pupilas… El estadounidense Eckard Hess investigó la relación entre las variaciones involuntarias en estas últimas y nuestras sensaciones: se dilatan por placer o interés, se contraen ante lo desagradable y cuando sufrimos un shock se abren, para después cerrarse de inmediato. La frecuencia del parpadeo, la dirección y fijeza de la mirada, y el arqueo de las cejas forman también parte del repertorio.
¿Para qué sirve entenderlos?
Hace 50 años, el doctor Robert Fanz utilizaba una extraña caja de 60 x 60 cm para estudiar la mirada de los bebés. Desde entonces hasta el estudio de las microexpresiones faciales por parte de Paul Ekman (inspirador de la serie Miénteme) hemos desvelado buena parte de los secretos de nuestros ojos. Las conclusiones se aplican para la detección de mentiras y el estudio de nuestras respuestas emocionales con técnicas de eye-tracking. Y para añadir “humanidad” a los androides y personajes de animación.
¿Qué implica mirar a otro?
Básicamente, establecer un contacto con él. Y llegamos al mundo programados para buscarlo. Los bebés de dos meses ya miran a los ojos de quienes tienen delante y, según descubrió R. Ahrens, a las seis semanas reaccionan con una sonrisa a una careta con dos puntos rojos pintados. Entre animales, la mirada sostenida suele ser interpretada como un desafío, un significado que también se aplica a humanos cuando se trata de dejar claro el estatus; por ejemplo, en el entorno laboral. Además, el contacto visual es una de las formas más intensas de intimidad.
¿Hay normas culturales?
Sí. Precisamente por todo lo que puede implicar establecer contacto visual con otra persona, los tipos de mirada suelen ser uno de los capítulos presentes en las recomendaciones para la vida social de las guías de viajes. Mientras en el Este asiático se considera maleducado e incluso ofensivo mirar a los ojos a desconocidos, las personas de culturas árabes y del Sur de Europa suelen establecer contacto visual para charlar. En EEUU se recomiendan cantidades moderadas, y en Reino Unido es frecuente ir directamente a la pupila al principio de un encuentro, para luego apartarla discretamente.
¿Siempre dicen la verdad?
Al menos, eso creemos firmemente todos los humanos, incluso sin saberlo. Un grupo de neurocientíficos de EEUU y Canadá lo descubrió al estudiar a una paciente con una enfermedad genética que le impedía detectar las emociones que otras personas expresaban en sus caras, por lo que tendía a confiar en todo el mundo. Ralph Adolfs y su equipo grabaron la mirada de la afectada mientras ella contemplaba fotografías de rostros, y se dieron cuenta de que nunca se detenía en la zona de los ojos. Cuando la entrenaron para que sí lo hiciera, esta persona empezó a distinguir el miedo en los demás.
¿Los verdes son traidores?
Mats Larsson, de la Universidad de Orebro (Suecia), se propuso buscar qué había de cierto en esas creencias populares. Partiendo de que un mismo gen, el PAX6, participa tanto en el desarrollo del iris en los embriones como en zonas del lóbulo frontal relacionadas con la empatía y el autocontrol, investigó la relación de algunos rasgos del iris con el carácter. Tras analizar a 428 voluntarios, comprobó que los que tenían muchas criptas (los filamentos ondulados que irradian de la pupila) eran más cálidos y empáticos, mientras que aquellos con más pliegues concéntricos a la pupila controlaban mucho menos sus impulsos.
¿Europa ofrece más color?
Sí. Nuestro continente es el que más variedad ha producido, tanto en colores como en combinación de tonos entre piel, ojos y pelo. No se ha definido una única causa, pero la aparición de ojos claros pudo ir unida al palidecer de la piel de nuestros antepasados con su conquista del norte. Así, habrían absorbido mejor la vitamina D del escaso sol septentrional. Pero otro factor pudo ser la selección sexual: cuando se producían desequilibrios de número entre hombres y mujeres, los tonos de ojos poco frecuentes se convertirían en un rasgo atractivo, y sus dueños tendrían descendencia más fácilmente. Con eso, generalizarían esa tonalidad y, en el siguiente desequilibrio, otro color pasaría a extenderse.
Se puede cambiar su forma?
La cirugía ofrece una amplia gama de posibilidades, pero una de las más curiosas es la que se practica en los países asiáticos para dotar de un segundo pliegue al párpado de los característicos ojos orientales. Quienes temen al bisturí, incluso pueden adquirir una especie de pinzas de plástico que consiguen un efecto parecido durante unas horas.
¿Tiene poder la mirada?
En cierto modo. Flora Davis habla en su libro La comunicación no verbal de los combates de mirada fija entre los gorilas macho, así como de la larga tradición de este gesto como símbolo tanto de maleficio como de protección. Como ejemplo, cita los ojitos que se pintan a los barcos del Mediterráneo para librarles de desgracias, y el caso de un empresario de EEUU que contrató a un empleado para que mirase fijamente a sus subordinados y así mantener el orden.
¿El tono varía con el tiempo?
Según la oftalmóloga María Antonia Saornil, una vez que se ha definido el color del iris, entre los tres y los seis meses de edad, durante el resto de la vida: “Tiene que ser estable y no tiene por qué cambiar, a menos que se atrofie por alguna enfermedad o aparezcan lunares”.
Quienes no estén conformes con la herencia que les ha tocado, siempre pueden recurrir a las lentillas de colores y, si se atreven y les merece la pena, incluso a la cirugía. Una intervención, que también se utiliza para subsanar malformaciones, introduce un implante de fibras sintéticas que puede modificar el color del iris.