Algunos han sido recogidos por el doctor Rogelio López Vélez, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en el libro Geografía de las infecciones tropicales; otros son de viajeros cuyo periplo por el mundo acabó en pesadilla.

Un mes con diarrea

Qué madre no se alarmaría si su niño de 14 meses tuviera durante cuatro semanas seguidas diarrea. El origen fue un parásito, Entamoeba histolítica, que se transmite a través del agua o los alimentos contaminados con heces.

Sin poder respirar

La causa más frecuente de las infecciones respiratorias son virus o bacterias, pero a veces también las puede provocar algún parásito. La toxocariasis la transmiten los perros. La larva, Toxocara canis, migra por el cuerpo provocando infecciones.

Estupor

Es uno de los síntomas más habituales entre los viajeros, y la mayoría de las veces es pasajero. En este enfermo no lo fue, correspondía a una enfermedad conocida como paraparesia espástica tropical, una dolencia causada por un retrovirus, familia lejana del virus del sida.

Querer y no poder

Lo que el viajero quería era orinar, pero no podía. Un gusano llamado esquistosoma incrustó sus larvas en su piel y estas se instalaron en la vejiga. Cuando se la diagnosticaron entendió por qué no se puede beber agua en cualquier sitio.

Un parásito en el ojo

El inmigrante congoleño que acudió a la consulta tenía sensación de “cuerpo extraño” en el ojo. ¡Y tanto¡ Un parásito de 3 cm de longitud lo había tomado como residencia. El nemátodo tiene nombre exótico Loa loa y lo transmite la picadura diurna del tábano chrysops, que vive en África.

Urticaria

El viaje a Mali de la familia acabó con el chaval de 14 años en el hospital. El cuadro: fiebre, urticaria, y dificultad respiratoria y dolor abdominal. Sufría esquistosomiasis, una infección que no es mortal, pero sus síntomas pueden arruinar un viaje.

Taquicardia

Quién iba a pensar que una simple taquicardia puede ser el primer síntoma de una de las dolencias “exóticas” más legendarias: la enfermedad del sueño. La transmite la mosca tse-tse y sus efectos se notan, en primer lugar, en el corazón. A medida que invade el sistema nervioso central, el humor se hace impredecible y el enfermo pasa bruscamente de la alegría a la depresión.

Fiebre y faringitis

Normalmente, estos síntomas serían los de una infección de garganta sin más. Pero después de haber tenido sexo durante el viaje, el diagnóstico no dejaba lugar a dudas: el responsable era el virus de Epstein Barr, un microrganismo que se contagia a través de las relaciones sexuales.