Los alquimistas no consiguieron el elixir de la eterna juventud, y los científicos de hoy aún están tras ello. Una reciente investigación desvela un nuevo ingrediente para la pócima. Y lo espectacular es que, utilizándolo, han conseguido rejuvenecer a ratones de laboratorio 

Han logrado revertir en ratones dos efectos inevitables del envejecimiento: la pérdida de fortaleza física, y el desgaste del sistema inmune

La fragilidad y el deterioro inmunitario son dos características principales de la vejez. Los investigadores de la universidad de Berna y del Hospital Universitario de la misma ciudad suiza, han demostrado en ratones que estas dos deficiencias relacionadas con la edad pueden detenerse e incluso revertirse parcialmente utilizando un nuevo enfoque terapéutico. Rebobinamos: han conseguido ratones con más fuerza de lo que les correspondía por edad, y con un sistema inmune rejuvenecido.

La razón por la que las personas mayores son más propensas a las enfermedades infecciosas, es porque la eficacia de su sistema inmune disminuye continuamente con la edad. Esto se hace especialmente evidente durante los brotes de la gripe o la aparición de otras enfermedades virales como COVID-19.

Esa debilidad del sistema inmune de las personas mayores hace que vacunarles no sea tan eficaz como cuando eres joven. Por eso este grupo de edad es particularmente vulnerable a los patógenos infecciosos y, a menudo, entre ellos está la tasa de mortalidad más alta.

Además del deterioro inmunitario relacionado con la edad, hay otro rasgo de hacerse mayor que se ha tenido en cuenta en este estudio: la fragilidad. Vivimos muchos años más, somos cada vez más longevos, pero el último periodo de la vida humana está caracterizado por una mayor vulnerabilidad a las enfermedades y por una fragilidad progresiva.

En busca del responsable del envejecimiento

En esta investigación llevada a cabo en Suiza han puesto atención a un proceso natural en el envejecimiento: el tejido adiposo visceral, conocido como grasa abdominal, es decir, la barriga, muy propia de las personas mayores.

Lo que han visto es que en esa grasa del vientre hay un grupo de células del sistema inmune, eosinófilos (en la foto superior de este reportaje) que contribuyen a que el cuerpo sufra una inflamación crónica de bajo grado, y el envejecimiento posterior. Y los más impresionante es que estas células pueden usarse para revertir ese proceso.  Los hallazgos de este estudio han sido publicados en la revista científica «Nature Metabolism» y fueron resaltados por un artículo editorial de News and Views.

Estas células, los eosinófilos, están en la grasa abdominal de humanos y ratones. Cuando envejecemos, disminuye el número de eosinófilos. Al inyectarlos como terapia, el cuerpo rejuvenece: mejora el sistema inmune y las capacidades físicas.

La grasa del vientre como fuente de inflamación crónica
El equipo de científicos ha demostrado que un tipo de células inmunes, conocidas como eosinófilos, que se encuentran predominantemente en la circulación sanguínea, también están presentes en la grasa abdominal de humanos y ratones.

Estas células proporciona protección contra la infección por parásitos y promueve la enfermedad alérgica de las vías respiratorias. Con el envejecimiento, la frecuencia de eosinófilos en la grasa abdominal disminuye, mientras que aumenta el número de macrófagos proinflamatorios. Debido a este desequilibrio de las células inmunes, la grasa abdominal se convierte en una fuente de mediadores proinflamatorios que se acumulan sistémicamente en la vejez.

La terapia con células de eosinófilos promueve el rejuvenecimiento
En un siguiente paso, los investigadores probaron la posibilidad de revertir las deficiencias relacionadas con la edad mediante la restauración del equilibrio de las células inmunes en el tejido adiposo visceral. «En diferentes enfoques experimentales, pudimos demostrar que las transferencias de eosinófilos de ratones jóvenes a receptores de edad avanzada resolvieron no solo inflamación local sino también sistémica de bajo grado», dice el Dr. Eggel.

Los animales envejecidos mostraron mejoras significativas en la aptitud física según lo evaluado por las pruebas de resistencia y fuerza de agarre

«En estos experimentos, observamos que los eosinófilos transferidos se dirigían selectivamente al tejido adiposo», agrega el Dr. Noti. Este enfoque tuvo un efecto rejuvenecedor en el organismo envejecido. Como consecuencia, los animales envejecidos mostraron mejoras significativas en la aptitud física según lo evaluado por las pruebas de resistencia y fuerza de agarre. Además, la terapia tuvo un efecto rejuvenecedor sobre el sistema inmunitario que se manifestó en mejores respuestas de vacunación de los ratones envejecidos.

La perdida de eosinófilos con la edad también se comprobó en humanos

Traducción de los hallazgos a las clínicas
«Nuestros resultados indican que los procesos biológicos del envejecimiento y los impedimentos funcionales asociados son más plásticos de lo que se suponía anteriormente», afirma el Dr. Noti. Es importante destacar que los cambios observados relacionados con la edad en la distribución de células inmunes adiposas en ratones también se confirmaron en humanos. «Una dirección futura de nuestra investigación será aprovechar el conocimiento adquirido para el establecimiento de enfoques terapéuticos específicos para promover y mantener un envejecimiento saludable en humanos», dice el Dr. Eggel.

Este estudio ha sido respaldado por VELUX STIFTUNG, la FONDATION ACTERIA y los fondos de los programas de investigación FreeNovation y ciencia médico-biológica de Novartis.