Un estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet encuentra que los síntomas de «long covid», afectan a más de 12% de las personas que han sufrido la enfermedad

Numerosas personas que han pasado por una infección por COVID-19 tienen síntomas que no remiten a pesar de que pasen muchos meses. Estos síntomas incluyen debilidad, agotamiento, dificultad para respirar, dormir y concentrarse, hormigueo, opresión en el pecho, mareos y fallos de memoria, y se conocen en inglés como «long covid», o COVID de larga duración.

Un nuevo estudio holandés publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet revela que aproximadamente uno de cada ocho (12,7%) pacientes adultos que han pasado por la infección presenta síntomas de COVID de larga duración.

La estimación se considera la más fiable hasta ahora porque los investigadores compararon el número de personas que experimentaron un síntoma nuevo o un aumento de los síntomas de salud entre tres y cinco meses después de la infección (21,4%) con los que experimentaron un nuevo síntoma pero no tenían una infección (8,7%).

Según el estudio, la inclusión de poblaciones no infectadas permite predecir con mayor exactitud la prevalencia de los síntomas de la COVID de larga duración y mejorar la identificación de los síntomas principales.

«Existe una necesidad urgente de datos que revelen la escala y el alcance de los síntomas a largo plazo que experimentan algunos pacientes tras padecer la COVID-19», señaló la autora principal del estudio, Judith Rosmalen, de la Universidad de Groningen (Países Bajos).

«Sin embargo, la mayoría de las investigaciones anteriores sobre la COVID de larga duración no han analizado la frecuencia de estos síntomas en personas que no han sido diagnosticadas con la COVID-19 ni han analizado los síntomas individuales de los pacientes antes del diagnóstico de la COVID-19», dijo Rosmalen en un comunicado de prensa.

Los investigadores pidieron a los participantes en el estudio que rellenaran periódicamente cuestionarios digitales sobre 23 síntomas comúnmente asociados a la COVID de larga duración. El equipo envió el cuestionario 24 veces a los mismos individuos entre marzo de 2020 y agosto de 2021. La mayor parte de los datos se recogieron antes de la implantación de la vacuna COVID-19 en los Países Bajos, por lo que el número de participantes vacunados fue demasiado pequeño para analizarlo en este estudio.

Se consideró que los participantes eran COVID-positivos si tenían un resultado positivo en la prueba o un diagnóstico médico. De este modo, se registró que 4.231 (5,5%) de los participantes tenían COVID. Se emparejaron con 8.462 controles. Al observar los síntomas en un grupo de control no infectado y en individuos tanto antes como después de la infección, los investigadores pudieron tener en cuenta los síntomas que podrían haber sido resultado del estrés causado por las restricciones y la incertidumbre, en lugar del virus.

REFERENCIA

Persistence of somatic symptoms after COVID-19 in the Netherlands: an observational cohort study