Los hábitos de vida saludables pueden reducir a la mitad el riesgo de COVID de larga duración, según un estudio de la Universidad de Harvard

Seguir un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de desarrollar COVID prolongado, según un estudio publicado el lunes en la revista especializada JAMA Internal Medicine.

Los investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard han analizado analizaron los datos de 1.981 enfermeras que dieron positivo en la prueba del SARS-CoV-2 entre abril de 2020 y noviembre de 2021. Luego analizaron seis factores de estilo de vida saludable, incluido un índice de masa corporal (IMC) saludable, no fumar nunca, una dieta de alta calidad, consumo moderado de alcohol, ejercicio regular (definido como un mínimo de 150 minutos de actividad física moderada a vigorosa por semana) y sueño adecuado, (definido como de siete a nueve horas de sueño por noche).

El estudio descubrió que los participantes que cumplían cinco o seis de estos «factores de riesgo modificables» antes de contraer la COVID-19 tenían un 49% menos de probabilidades de desarrollar una COVID prolongada que los que no cumplían ninguno. De los seis factores de estilo de vida, un peso corporal saludable y dormir lo suficiente eran los que presentaban una mayor asociación con un menor riesgo de COVID largo. Los resultados se han publicado en la revista especializada JAMA Internal Medicine.

En el caso de los participantes que sí desarrollaron COVID de larga duración, los que tenían un estilo de vida más saludable antes de someterse a la prueba COVID-19 presentaban un riesgo un 30% menor de desarrollar síntomas de COVID larga que interfirieran en la vida cotidiana.

Los estudios anteriores sugerían que un estilo de vida saludable se asocia a un menor riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, así como de muerte prematura. Este estudio indica que un estilo de vida saludable también puede proteger contra las enfermedades infecciosas. Según los autores «aunque algunos factores del estilo de vida pueden ser difíciles de cambiar, como la obesidad, otros pueden ser más fáciles de cambiar, como dormir lo suficiente la mayoría de los días o incorporar un poco más de actividad física a la rutina diaria».

Una posible explicación que ofrecieron los investigadores fue que estos factores relacionados con un estilo de vida saludable ayudan a proteger contra la inflamación, responsable de dolencias causadas por la COVID larga como el «síndrome de fatiga postviral», así como de daños en órganos como el cerebro, los pulmones y los riñones.

En el estudio el 97% de las participantes eran enfermeras de raza blanca de mediana edad, entre los 55 y los 75 años, lo que hace que estos resultados sean difíciles de aplicar a la población general, pero es un grupo que coincide con la población más vulnerable al COVID de larga duración.

Algunas personas han expresado su sorpresa por los resultados del estudio, dado que personas aparentemente sanas también han desarrollado COVID de larga duración. Sin embargo, hay que tener en cuenta que una reducción del riesgo quiere decir que hay menos probabilidades de padecer estos síntomas, no quiere decir que las probabilidades son cero. Por ejemplo, en estudios anteriores se ha comprobado que el estrés, la soledad y la depresión son también factores que aumentan el riesgo de COVID de larga duración.

El COVID de larga duración, llamado también long covid o o «estado post-COVID-19», puede ser difícil de identificar y actualmente no existe ninguna prueba para diagnosticarlo. Los síntomas pueden tres o más meses después de contraer el virus por primera vez, y las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de experimentarlo. La lista de posibles síntomas del COVID prolongado es amplia, pero los más frecuentes son «niebla cerebral», fatiga, problemas respiratorios y cardiacos, y dolor articular o muscular.

REFERENCIA

Adherence to Healthy Lifestyle Prior to Infection and Risk of Post–COVID-19 Condition