Científicos de la Universidad de Stanford han logrado hacer, con poco más que papel de oficina y nanomateriales de carbono y plata, baterías. La investigación, publicada recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences, abre la puerta hacia el almacenamiento de energía en superficies moldeables, livianas y casi sin partes metálicas. Estas nuevas baterías podrían ser, en el futuro, directamente moldeadas en teléfonos móviles, ordenadores o paneles solares.
El notable rendimiento del papel se debe a su naturaleza porosa: a nano escala, el papel es una malla de fibras. “Este tipo de superficie – comenta Yi Cui, uno de los autores del trabajo – permite que la tinta se adhiera. Y esto también es válido para nanomateriales, como una tinta de nanotubos de carbono. Cuando esta toca el papel se adhiere fuertemente”.
Los investigadores colocaron una pieza de papel sin tratar entre otras dos tintadas con nanotubos de carbono. Esto lo pusieron en una solución electrolítica y así consiguieron un soporte conductor que podía ser doblado y hasta enrollado. El papel lo utilizaron también para recoger energía de una batería de litio e iluminar una lámpara pequeña.
Para Cui, el próximo paso es hacer todo esto pero a gran escala, “algo que no será difícil ya que las técnicas para fabricar papel y tintas están muy desarrolladas”.
Redacción QUO