Simboliza el compromiso desde 2800 a. C. Los egipcios lo usaban en las ceremonias nupciales para significar la eternidad, ya que carece de principio y fin.

Los griegos lo colocaron en el dedo anular porque se creía que allí terminaba la vena del amor. Así simbolizaban que el matrimonio es un asunto en el que interviene el corazón.

Redacción QUO