Fernando Herrero, de ADICAE, nos explica que originalmente se trató de un problema de infraestructuras: “Al llegar el euro, era costoso adaptar a tantos tamaños nuevos los cajetines donde el cajero almacena los billetes.

Además”, continúa, “se corría el riesgo de que hubiera muchos billetes pero poco dinero, así que algunos bancos optaron por no incluir billetes de 5 y 10 euros”. Pero Herrero sospecha también que hay un afán no confesado de favorecer el gasto.

Redacción QUO