Hay inventores tan creativos que han ideado cientos de cosas, pero pocos tan precoces como Jesse Wilford Reno. Diseñó “un nuevo y útil transportador o elevador sin fin”, según reza la solicitud de su patente, en 1861, cuando tenía 16 años.
Acabó siendo ingeniero, claro, y construyendo líneas ferroviarias al sur de Estados Unidos. Su escalera vio la luz en 1895 en Brooklyn y transportó a 75.000 personas en dos semanas.
Redacción QUO