Surgieron a partir de las seguidillas castellanas, propias de la época de los Reyes Católicos. Esta composición fue la base de los pícaros y marginados de Sevilla, que en el siglo XVII crearon una canción y baile aflamencados conocidos como seguidillas sevillanas.

Finalmente, en 1847 empezaron a reconocerse las sevillanas como género propio, cuyas características, aunque evolucionadas, se mantienen hasta hoy.

Redacción QUO