Ahora que algunos políticos vuelven a mirar hacia Irak como supuesta causa de la crisis económica que nos azota, en esta página volvemos la vista en dirección contrario y posamos nuestros ojos en Afganistán, un país que se ha convertido en la tumba militar de los mayores imperios. Alejandro Magno derrotó a los afganos, peor no logró sojuzgarlos. Los británicos sufrieron en Kabul la mayor matanza de toda su historia militar (que inspiró a Fenimore Cooper para escribir el pasaje más atroz y sangriento de la novela El último mohicano), y los soviéticos salieron con el rabo entre las piernas tras años de humillaciones por parte de los muyahidines.

Hurgando por ahí he encontrado un viejo proverbio afgano que resume muy bien el carácter belicoso de este pueblo. «Yo y mi país contra el mundo. Yo y mi tribu contra mi país. Yo y mi hermano contra mi tribu. Y yo contra mi hermano». Tal vez algunos dirigentes deberían leer un poco más los libros de historia antes de embarcarse en determinadas aventuras bélicas. Aunque solo sea al menos apra saber a quien van a enfrentarse.

Vicente Fernández López