Como dijo Shakespeare: «Una rosa olería igual de dulce bajo cualquier otro nombre», y es que el dicho es quizá un testamento de un agudo sentido del olfato que es único a los mamíferos. El equipo de paleontólogos de Tim Rowe ha descubierto recientemente que un mejorado sentido del olfato arrancó con brío la evolución delcerebro en los antiguos primos de los mamíferos de hoy en día.
Los hallazos del estudio publicados en Science –«Fossil Evidence on Origin of the Mammalian Brain,»-, podrían ayudar a explicar el por qué los mamíferos desarrollaron cerebros tan grandes y complejos, que en algunos casos crecieron hasta 10 veces más que el tamaño corporal relativo.
Mediante la reconstrucción de los fósiles de dos mamíferos de principios del periodo Jurásico –Morganuocodon y Hadrocodium – Tim Rowe y colegas proveen una nueva evidencia de que el cerebro mamífero evolucionó en tres etapas principales: la primera mediante mejoras en el sentido del olfato; la segunda mediante un incremento en el tacto o la sensibilidad táctil en el vello corporal; y la tercera por la mejorada coordinación neuromuscular.
El estudio utilizó una técnica médica de generación de imagen llamada tomografía computarizada (TC), con rayos X para reconstruir los moldes cerebrales de los fósiles de 190 millones de años de un Morganuocodon y un Hadrocodium de China. Se cree que estas diminutas criaturas tipo musaraña son los precursores de los mamíferos existentes o “pre mamíferos”. Las imágenes tridimensionales dieron a los investigadores una visión magnificada dentro de las cavidades cerebrales y nasales de los fósiles. Rowe y su equipo pudieron observar que la cavidad nasal y las regiones olfatorias relacionadas estaban agrandadas en los fósiles pre-mamíferos, junto con las áreas del cerebro que procesan información olfatoria. Ambas características indican un mejorado sentido del olfato en los pre-mamíferos.
La comparación de los endomoldes cerebrales de los mamíferos con fósiles de otros grupos, como aquellos de los reptiles primitivos llamados cinodontos, revelaron que los cerebros del Morganuocodon y Hadrocodium eran casi 50 por ciento más grandes que los cerebros de losprecursores de los mamíferos. Tomados en su conjunto, los resultados apuntan a que la habilidad para explotar un mundo de información dominado por olores y aromas hizo a los primeros mamíferos extraordinariamente diferentes inclusive de sus más cercanos parientes extintos. Una persepectiva relacionada discute cómo los hallazgos moldean el entendimiento de los científicos de la evolución del cerebro mamífero.
Redacción QUO