Billy «El Niño», Wyatt Earp… Son nombres que todos conocemos gracias al cine. Pero estas leyendas del western fueron también personajes reales. Aquí vamos a repasar la historia de algunos de ellos. Aunque en algunos casos es difícil separar la leyenda de la realidad.

Wild Bill Hickok

El salvaje Bill. No hay mejor apodo para alguien que fue explorador de la caballería, cazador de bisontes, pistolero y sheriff. Dicho alias se lo ganó en su juventud por su afición a las armas. Quien le enseñó a disparar fue su propio padre, un granjero asentado en Kansas que, antes de la guerra civil, acogía en su propiedad a esclavos fugitivos. Y el joven Bill se encargaba con su rifle de ahuyentar a sus posibles perseguidores.

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Durante la guerra de secesión, Bill se convirtió en explorador para el ejército del norte, y fue allí donde conoció a otra leyenda del oeste, a Buffalo Bill (con quien le vemos en la foto; Hickock es el que está sentado a la izquierda, y el que está de pie es otro aventurero llamado Texas Jack). Terminada la contienda, participaron juntos en numerosos proyectos. Llegaron incluso a formar una compañía teatral con la que representaban en las grandes ciudades una obra titulada «Exploradores de las llanuras», cuyo éxito motivó posteriormente a Buffalo Bill para crear su famosos circo.

Wild Bill Hickok era un paranoico al que se atribuyen doscientas muertes»

Pero si algo hizo famoso a Wild Bill Hickok fue su faceta de pistolero. Su fama quedó forjada en 1865, cuando mató a un sujeto llamado David Tutt con un disparo realizado desde una distancia de 68 metros. Fue este suceso el que forjó la imagen prototípica de los duelos a revólver en plena calle que hemos visto en tantas películas del oeste. Hay que decir que a Hickok se le atribuyen cerca de doscientas muertes, aunque es difícil saber si semejante cifra es real o no.

Sus armas preferidas era dos revólveres Colt Navy, modelo 1851, con empuñaduras de marfil. Pero su creciente fama de pistolero, provocó que siempre hubiera alguien buscándole con la intención de medirse con él. Eso hizo que Hickock acabara volviéndose un paranoico, hasta el punto de que durante los últimos años de su vida, dormía siempre con sus pistolas en la mano, y ponía papeles de periódico en el suelo, para escuchar si alguien se introducía en su habitación de noche con la intención de matarle.

Y finalmente alguien lo consiguió. Un tipo llamado Jack McCall, le pegó un tiro en la nuca a traición, mientras Wild Bill jugaba una partida de póker en la ciudad de Deadwood, en Dakota del Sur. La leyenda dice que en el momento de su muerte, las cartas que tenía Bill eran dos parejas de ases y ochos. Cierto o no, desde entonces a esa jugada se le conoce como “la mano del hombre muerto”.

Wyatt Earp

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Si hubo un sheriff famoso en el salvaje oeste, ese fue Wyatt Earp. Fue comisario en Abilene y Dodge City, dos de las ciudades más tumultuosas y peligrosas de Estados Unidos en aquellos tiempos. Aunque pasó a la posteridad gracias a su participación en el célebre duelo de O.K. Corral, en la ciudad de Tombstone, en Arizona.

Dicho duelo, enfrentó en 1881 a Wyatt y a sus hermanos, Morgan y Virgil, apoyados por un pistolero tuberculoso llamado Doc Holliday, contra el clan formado por los hermanos Clanton y McLaury. El tiroteo duró medio minuto y en él se dispararon más de treinta tiros, que se saldaron con la muerte de los dos hermanos McLaury y de uno de los Clanton.

Pero, pese a este suceso, Wyatt Earp era lo opuesto a Wild Bill Hickok. Si a este se le atribuyen doscientas muertes, las atribuidas a Earp no pasan de cinco. Al comisario no le gustaba disparar si no era necesario. ¿Cómo reducía entonces a sus enemigos? Quienes le conocieron cuentan que tenía una mirada penetrante y que se acercaba a sus enemigos mirándoles fijamente a los ojos para intimidarles. Luego, cuando estaba frente a ellos, sacaba su revólver y les golpeaba con el cañón en la sien para dejarles fuera de combate. Una técnica que recibió el nombre de bisontear (to be buffaloed, en inglés).

Wyatt Earp es uno de los pocos pistoleros que logró morir de viejo

Wyatt Earp fue también un pionero en la prohibición del uso de armas de fuego. En todas las ciudades en las que ejerció como sheriff, obligaba a los recién llegados a dejar sus armas en su oficina, para recogerlas cuando se marcharan. Por ese motivo, en los años 80 y 90, se convirtió en el símbolo de los movimientos que pedían en Estados Unidos la abolición del derecho a portar armas.

Hay que decir que Earp fue uno de los pocos pistoleros que sobrevivió a aquellos tiempos tumultuosos y que murió de viejo en su casa. De hecho, en la última etapa de su vida estuvo en Hollywood, contratado para asesorar la ambientación histórica de algunos de los primeros westerns.

Billy «El Niño»

El nombre de William H. Bonnie, probablemente no diga mucho. Pero no ocurre lo mismo con el apodo de Billy «The Kid». Este jovencísimo pistolero y forajido se forjó su leyenda, durante la llamada guerra del condado de Lincoln, un enfrentamiento armado que enfrentó a varios clanes ganaderos en Nuevo México.

Billy podría ser considerado un precedente de los actuales delincuentes juveniles. Fue acogido por un ganadero británico afincado en el oeste llamado Tunstall, quien empleaba a jóvenes problemáticos, para darles una nueva oportunidad. Pero el asesinato de su patrón, empujó de nuevo a Billy a la delincuencia, convirtiéndose en cuatrero.

La leyenda le atribuye 21 muertes, aunque los historiadores solo pueden confirmar nueve. También se dice que era zurdo, por una foto suya en la que le ve sosteniendo un rifle con la mano izquierda. Aunque estudios recientes sugieren que la foto podría estar revelada al revés y que Billy realmente sería diestro.

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Oficialmente, Billy «The Kid» murió de un disparo realizado por el sheriff Pat Garrett, que había sido amigo suyo. Pero, mucho tiempo después, en 1948, apareció en escena un anciano de noventa años llamado Brushy Bill Roberts, que afirmaba ser el auténtico Billy «El Niño». Según contaba, su amigo Garrett le dejó escapar con vida y entregó en su lugar el cuerpo de otro forajido muerto al que desfiguró el rostro.

¿Sería cierto?

John Wesley Hardin

Fue un pistolero precoz, ya que mató a su primera víctima con tan solo quince años. Durante un tiempo quiso llevar una vida pacífica y se convirtió en maestro de escuela, pero una acalorada discusión desembocó en un enfrentamiento armado en el que mató a tres mexicanos. Tras aquel suceso, pasó definitivamente al otro lado de la ley. Se le atribuyen cerca de cuarenta muertes aunque, tras una estancia en prisión, se regeneró y se convirtió en abogado. Tristemente, murió como había vivido. Murió en el transcurso de otra acalorada discusión que mantenía con un policía local.

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