Es un hecho histórico que uno de los espías más valiosos para los aliados durante la II Guerra Mundial fue un exiliado republicano español, cuyo nombre en clave era GARBO. Él actuó como agente doble y consiguió convencer a mandos del ejército alemán de que el desembarco aliado se produciría en Calais, con lo que la zona de Normandía quedó desguarnecida y facilitó el éxito de la ‘Operación Overlord‘ (desembarco aliado del 6 de junio de 1944).

Ahora tu también puedes ayudar a la causa aliada. Al igual que GARBO, eres un exiliado republicano en Londres en el verano de 1941. La situación es muy difícil porque Reino Unido se encuentra solo ante el poderío alemán.

Un día, mientras paseas por Londres entre las ruinas del bombardeo aleman de la última noche, dos individuos te introducen en un coche por la fuerza y te vendan los ojos.

Cuando te retiran la cinta, ves que estás en una sala, frente a dos oficiales británicos. El de mayor edad te dice:

No vamos a andar con rodeos, teniente Menéndez, sabemos que usted fue oficial de inteligencia del ejército republicano y le necesitamos para una misión. Soy el general Williams y este es el coronel Mortimer, jefe de operaciones.

Antes de que puedas sobreponerte a la sorpresa, el coronel Mortimer toma la palabra:

Sabemos que en nuestro servicio de inteligencia hay nazis infiltrados y por eso nuestros mejores agentes en el continente han sido descubiertos en las últimas semanas. Hace unos días recibimos un mensaje de Ginebra de uno de nuestros colaboradores que dispone de información clave para el desenlace de la guerra. No podemos confiar en nadie de nuestra organización, usted es nuestra única esperanza; debe contactar con monsieur Jacquet, que excuso decirle es un nombre falso, en la librería de la Rue du Midi, 7. Él le dará algo que usted debe traer a toda costa y entregármelo en mano.

¿Cómo me identificaré ante él? -preguntas aún extrañado-.

De ninguna forma, él es quien le identificará.

De inmediato, te llevan al aeropuerto y te suben a un avión, dos horas después te lanzas en paracaídas en territorio suizo. Ginebra es una ciudad neutral, rodeada por todas partes de territorio controlado por los nazis, pero tú eres un espía avezado y, casi sin llamar la atención, llegas a la Rue du Midi, 7. Entras en una librería polvorienta y encuentras a un hombre de edad avanzada tras el mostrador. Tras mirarte de arriba a abajo, sale de detrás del mostrador y, sin decir palabra, te abraza:

– ¡Menéndez, que alegría verle por aquí!

Te sorprende oírle hablar en español, pero pronto reconoces en él a tu viejo profesor don Obdulio Castaño, un hombre de conocidas simpatías anarquistas. Le pregunta por su hija, Clara, que te traía loco en 1º de bachillerato y te dice que hace años que malviven en Ginebra, en la Rue Escargot, 21.

Creo que usted tiene algo para mí, don Obdulio.

Psssst, las paredes oyente susurra. Debemos ir a casa, este sitio no es seguro.

Nada más decir esto, se abre la puerta y dos sombras con grabenes negros se perfilan en el crepúsculo. Suenan dos disparos y tu experiencia bélica te hace echar cuerpo a tierra inmediatamente. Y cuando crees que van a rematarte, la portera de la finca contigua empieza a gritar y los asesinos huyen.

Has salvado tu vida, pero es demasiado tarde para don Obdulio; el pobre anciano agoniza con dos balazos en el pecho. Le tomas la mano y con su último suspiro te dice:

En ‘Don Quijote’… capítulo uno…

Don Obdulio acaba de morir y no hay tiempo que perder. Debes encontrar su casa rápidamente.

El 21 de la Rue Escargot está muy cerca, pero en el camino aún tienes tiempo de pensar en la aparentemente absurda información que te ha dado don Obdulio. «La verdad, no parece tan importante como para cambiar el curso de la guerra», piensas.

En el tercer piso encuentras a Clara, muy sorprendida de verte por Ginebra. Te ves en la penosa obligación de comunicarle la muerte de su padre; ella está a punto de desmayarse, pero tú no puedes perder ni un instante.

– Los nazis nos pisan los talones, alguien nos ha traicionado, porque solo el alto mando británico conocía la identidad de tu padre. Él tenía algo para mí y sospecho que lo guardaba en casa.

En un momento de lucidez, Clara se dirige al aparador y te engrega un objeto.

Es la caja de música de mi pobre madre, lo que más apreciaba él.

Abres la caja y en ella solo hay un papel con una extraña inscripción:

IYNELCJOIHWXODTVOLR

No sé si será esto… -dices-.

Es demasiado tarde, suenan unos pasos apresurados subiendo por las escaleras que te avisan que los agentes nazis están a punto de atraparte. Para evitar que la información caiga en sus manos, la memorizas y te comes el papel. En el último suspiro consigues huir con Clara por la ventana.

Tras un viaje tremendamente accidentado, consigues llegar a Londres. En el camino has tenido tiempo de reflexionar sobre los sucesos de Ginebra. No has cumplido la misión tal como te ordenaron, deberías haberte limitado a llevar el papel. Y de repente lo ves todo claro. «Sé como descifrar el mensaje». Tu inteligencia acaba de salvar al Imperio Británico.

¿Qué decía el mensaje?

Pista: Utiliza el sistema de cifrado de Vignère.

¿Lo tienes? Pues envíanos un email con el asunto: «Elemental querido Quo» a quorevista@gmail.com antes de las 12:30 hr de mañana 28/09/2011 =)

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Redacción QUO