A sus dieciocho años de edad, Ernest Hemingway sirvió como voluntario de la Cruz Roja, durante la I Guerra Mundial. Estuvo destinado en el frente italiano, y las experiencias que allí vivió le sirvieron como base argumental para una de sus más famosas novelas, Adiós a las armas.
En junio de 1918, el futuro escritor estaba llevando cigarrillos y chocolate a un grupo de soldados italianos, cuando le hirió la explosión del proyectil de un mortero enemigo. Hemingway solo fue alcanzado por las esquirlas del proyectil, y habría muerto si no hubiese sido porque la mayor parte del impacto alcanzó a un soldado italiano que estaba junto a él.
La identidad de ese desdichado combatiente ha sido un misterio hasta hoy. Pero, ahora, un historiador llamado James McGrath Morris, cree haber descubierto de quien se trataba. El investigador ha estudiado todos los informes relativos a aquel frente, y ha descubierto que el mismo día en el que Hemingway resultó herido, fallecieron dieciocho soldados italianos.
Las pesquisas revelaron que diecisiete de ellos murieron en posiciones situadas muy lejos de donde estaba el escritor. Así que solo quedaba un posible candidato. Y ese hombre era Fedele Temperini, un joven soldado de 26 años, que servía en el 69 regimiento de infantería.
Fuente: Telegraph.
Vicente Fernández López