La afición de nuestra especie por las comidas grasientas viene de muy lejos. Antropólogos de la Emory University, han publicado un nuevo estudio en el que sostienen que nuestros ancestros comenzaron a consumir grasas mucho antes incluso de que empezasen a cazar animales de gran tamaño.

Según los investigadores, hace cuatro millones de años, los ancestros de la especie humana consumían grasa que obtenían de los restos de animales que ya encontraban muertos. De esta manera habrían conseguido los nutrientes necesarios para que su cerebro se desarrollase de forma espectacular.

Tal y como explican los investigadores, el cerebro humano consume el 20% de toda la energía del cuerpo estando en reposo. ¿Cómo pudieron entonces nuestros ancestros conseguir los nutrientes necesarios, en el período en el que ya no eran criaturas arbóreas, pero tampoco estaban completamente adaptadas al medio terrestre?

Los autores dele studio consideran que la hipótesis de pensar que lo hicieron cazando pequeños animales de carnes magras, no se sostiene. Por eso, consideran que se especializaron en acechar a otros depredadores, para aprovechar los restos de las presas que aquellos dejaban. Dichos restos eran generalmente la piel, con sus capas de grasa, y los huesos, repletos de nutritivo tuétano.

Fuente: ScienceDaily.

Vicente Fernández López