Si eres de los que acostumbras a llevar el ordenador y el trabajo a casa, pero vuelves a la mañana siguiente a la oficina sin haber tocado nada, nadie dudará que perteneces a la Generación X. Ésta es sólo una de las contradicciones que ha encontrado un trabajo presentado por Renault, junto a la empresa de investigación Sigma Dos, en las personas que tienen entre 37 y 57 años.

Nacidos entre dos generaciones antagónicas, los Baby Boomers y los Millennials, estos hombres y mujeres enloquecen con la idea de pasar unos días en una casa rural para conectar con la naturaleza, pero lo primero que hacen al llegar es conectarse a la red wifi. Más de la mitad de los que conducen un 4×4 lo usa exclusivamente por la ciudad. El 40% lo aprovecha para hacer alguna ruta por el campo. Y cuando salen en grupo a montar en bici acaban con un desayuno con churros o croissant a la plancha.

Sin tiempo para niños, el perro es el rey

 

Dog with a crown

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El estudio, que lleva por título ‘Dichosas contradicciones’, desvela que la forma de vivir y de pensar de los nacidos entre 1962 y 1982 está llena de paradojas. Casi el 70% de los encuestados no tienen prisa por tener hijos para no perder independencia, pero no se privan de un perro al que tratan como a un hijo. Y a más de quince millones y medio, estando a favor del reciclaje, algún día se les ha pasado y ha acabado todo en un mismo contenedor. Con muy pocas excepciones, defienden el pequeño comercio, pero acaba comprando en grandes almacenes.

En cuanto a consumo televisivo, mucho documental de animales (casi trece millones dicen que les gusta verlo), pero lo de ir al zoo es otro cantar. Casi el 40% de quienes aman ver series en pareja de vez en cuando adelantan algún capítulo por su cuenta. ¿Y cómo explicar su empeño en atesorar viejas cintas, CDs o vinilos si siempre están en Spotify? Curiosa es también su costumbre de imprimir en papel las entradas digitales en el móvil. “Por si acaso”, dicen casi once millones de las personas que han confesado sus hábitos. Hablamos de una generación consciente de que debería cuidar más su alimentación, aunque luego devore cuanto caiga en la mesa, incluido postre. Eso sí, al café se le pone sacarina y leche de soja. Con el pretexto de que practican ejercicio, cualquier exceso está permitido.

Marian Benito