La sudafricana Caster Semenya, doble campeona olímpica de 800 metros, es, indudablemente, «una mujer, una heroína y una fuente de inspiración en el mundo entero», subrayan en un comunicado sus abogados anticipándose a una audiencia que podría tener lugar la próxima semana ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS). Su criterio se enfrenta al de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) en Lausana (Suiza) que le impone, según denuncia la deportista, unas reglas discriminatorias para poder competir.
Desde el Mundial de Berlín de 2009, que ganó con 18 años, ha sido la dominadora incuestionable de las pistas. Ya entonces, la IAFF, vulnerando su intimidad, expuso que Caster Semenya es una mujer DSD (con diferencias de desarrollo sexual) y su cuerpo genera más testosterona de lo que las autoridades consideran normal para las mujeres.
Calificadas como hiperandróginas, a las atletas como Semenya se les exige bajar químicamente su nivel de testosterona para poder competir, algo que violaría la constitución de la IAAF y la Carta Olímpica. Apoyada por la Federación Sudafricana de Atletismo, la campeona olímpica en 2012 y 2016, y triple campeona mundial (2009, 2011, 2017), denunció estas reglas, destinadas a «hacer más lento su ritmo».
Solicitó ser respetada y tratada como las otras atletas. Su don genético debería ser celebrado, no ser objeto de discriminación. El diario británico The Times afirmó el miércoles que la IAAF defendería delante del TAS que la atleta de 28 años es un varón biológico.
Derecho a correr sin medicación
No obstante, la Federación ha desmentido esta información y explica que no clasifica a ningún deportista con diferencias de desarrollo sexual como varón, aunque sí insiste en la necesidad de reducir sus niveles de testosterona para preservar el principio de equidad en la competición femenina. La IAAF teme que este tipo de atletas dominen el deporte. Aunque las leyes hayan amparado definitivamente su sexo femenino, Semenya seguirá luchando por su derecho a competir sin medicación.
Sus abogados insisten en los derechos de mujeres como ella, «nacidas como mujeres, criadas y socializadas como mujeres, que han sido reconocidas legalmente como mujeres durante toda su vida, que siempre han competido como mujeres y que deberían tener permiso para competir en la categoría femenina sin discriminación».
Marian Benito