El año 2012 puede suponer el inicio de un cambio de modelo eléctrico en España, y posiblemente también en Europa”, opina Javier Sanz, director general de Investigaciones y Desarrollos Eólicos (IndEol), SL. En nuestro país, el marco de austeridad económica, que no permitirá otorgar subsidios y “llevará a una subida generalizada del recibo de la luz”, el consultor piensa que no se pondrán en marcha grandes plantas o proyectos. “La eólica marina no arrancará, y las grandes empresas se volcarán mucho más en el extranjero”, asegura, pero eso abrirá la puerta a una gran actividad en el mercado de autoconsumo.
Es decir, microcogeneradores, o pequeñas instalaciones eólicas o fotovoltaicas para uso residencial, que verterán su producción a la red “como si fuera una gigantesca batería” e irán consumiendo sus reservas a medida que lo necesiten. Ya hay aprobado un Real Decreto para instalaciones de menos de 10 kW, la potencia necesaria para abastecer la más lujosa de las casas.
Este arranque de la energía distribuida, “algo así como el internet de la electricidad”, según Sanz, se verá reforzado en Europa, sobre todo a raíz del desastre de Fukushima. Y lleva aparejado otro ámbito de crecimiento: el de la red inteligente. Hace falta un sistema capaz de gestionar esa cuenta energética en la microgeneración y combinarla con la aportación y la demanda a nivel industrial. El previsible despegue del coche eléctrico también planteará nuevos retos en este sector: “En España, por ejemplo, la mayoría de los coches están en Madrid y Barcelona en invierno, y en la costa en vacaciones”, observa el experto, “y habrá que decidir cómo se va a integrar esto en el modelo”.
Pilar Gil Villar