Dormir en pareja durante esta ola de calor que azota a Europa puede convertirse en un verdadero infierno, más si reconocemos que el efecto del mercurio sobre nuestro deseo sexual no facilita las cosas. Por una parte, un cuerpo húmedo que transpira no resulta tan sensual como intenta hacer creer el cine. Por otra, las altas temperaturas roban la energía.

Empieza el mal humor, las pocas ganas de hacer nada y hasta el amor puede resentirse, o eso es lo que Gleeden.com, la web europea de encuentros extraconyugales, ha entendido después de una encuesta a más de 8.000 de sus usuarios. El calor pasa factura a las parejas con problemas. El 76% siente mayor irritabilidad, el 62% nerviosismo y el 36% fatiga cuando las temperaturas alcanzan sus picos más altos.

La encuesta arroja un dato más: casi la mitad observa una caída significativa en su libido y menos ganas de hacer el amor con su cónyuge. Los momentos de pasión se reducen drásticamente en estos días de calor extremo y la relación se resiente. Hasta un 68% de los encuestados declaró que las peleas son más frecuentes y surgen aquellas tensiones que se han ido acumulando durante el año poniendo a prueba las habilidades de comunicación o de resolución de conflictos de la pareja.

Quizás sería el momento de dejar que corra el aire, mantener cierta distancia, dejarse uno al otro respirar e incluso, si es posible, dormir en camas separadas cuando más aprieta el calor. Si no, será inevitable que se repita una de las noticias más esperadas cuando llega septiembre: el aumento de divorcios en España.

Marian Benito