Esto de los musicales no es nuevo y pronto cumplirán un siglo. En realidad son herederos de la opereta: un texto más popular aliñado con canciones más fáciles en vez de arias a la antigua usanza. Con esas ideas nació Porgy and Bess, la historia de amor de una pareja negra escrita por DuBose Heyward en 1925 (la obra se llamaba solo Porgy). Pero fue en 1935 cuando otra pareja aún más memorable, George e Ira Gershwin, le puso música para ser representada (y ahí sigue, en cartel de Broadway).

El ambiente de los algodonales se respira en toda la obra, pero más aún en el esplendoroso Summertime, el tema más aclamado de la obra (y eso que los demás tampoco son mancos), cuando dice: «Fishes are jumpin’ and the cotton is high». Hubo que esperar hasta 1957 para que se grabara la versión más majestuosa, de Louis Armstrong y Ella Fitzgerald. Escucha unos segundos para entender la diferencia con la versión alocada de Billy Stewart:

Pero llegó la época del soul (estilo que, dicho muy abreviadamente, es una versión fácil de escuchar del blues y el jazz) y quizá este prodigioso cantante se pasó de festivalero con su versión. Sus gorgoritos se hicieron famosos y vivió de su estilo peculiar y, es cierto, también de su habilidad con el piano y la composición. Escucha este pasaje (ya está preparado en el momento preciso):

Lo cierto es que bien usada, su técnica era divertidísima y maravillosa en sus propios temas, como este Secret love que también le aupó al triunfo. Pero poco más se supo..

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Redacción QUO