¿El chirriante zumbido del taladro de un dentista? ¿Un principiante al violín? Frío, frío, afirman los investigadores dispuestos a determinar cuál es el sonido más repulsivo.
El grupo, liderado por el ingeniero acústico Trevor Cox, de la Universidad de Salford, en Inglaterra, cargó una selección de 34 sonidos en su página web, Sound101.org, y pidió a los usuarios que puntuaran cada sonido en una escala del uno (no está mal) al seis (tápate los oídos y grita). Más de 1,6 millones de votos después, la respuesta atravesaba las fronteras de las culturas y los grupos de edad: no hay nada peor que el sonido de alguien vomitando.
Para generar lo que Cox denominó «sonido de vaciado terrestre», el grupo contrató a un actor para que grabara el ruido de sus estertores mientras vaciaba en una bolsa unas judías estofadas. El desagradable sonido venció a rivales de gran entidad, como el chirriante retorno de un micrófono o la versión electrónica de unas uñas arrastrándose sobre una pizarra. «Estamos buscando los que los psicólogos llamarían reacción de repugnancia, que es en realidad un mecanismo de supervivencia», dice Cox. «Si alguien está tosiendo o vomitando, está transmitiendo una enfermedad, y así podemos evitarla».
Redacción QUO