Esta expresión tiene su origen en los antiguos campamentos militares, concretamente en el bastón colosal que llevaba el tambor mayor de los antiguos regimientos.
Este, que suele estar labrado y rematado por un puño de plata, se ubicaba en el centro del campamento, y marcaba el sitio donde tenían que acudir los soldados en caso de cometer cualquier tipo de falta para esperar a recibir su castigo. La frase originaria y castiza era: “¡Vaya usarced a la porra, seor soldado!»
Redacción QUO
Revelado el rostro de una hembra neandertal de 75.000 años de la cueva donde la…
Los científicos descubren rasgos cancerígenos en la aterosclerosis, lo que abre la puerta a nuevos…
Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…
El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…