Horas y horas sentado delante de la pantalla de un ordenador picando código. Sin hablar con nadie. Parece fácil que a los informáticos se les vea como unos frikis subiditos de acné con Síndrome de Asperger. Pero es un mito.
Bernadette Schell, una investigadora del Instituto de Tecnología de la Universidad de Ontario (Canadá), ha pasado los últimos 10 años de su vida defendiendo lo que parecía indefendible: que los expertos en ordenadores no están más cerca del autismo que cualquier otra persona.
Para ello, Schell ha viajado de una punta a otra de los Estados Unidos asistiendo a los principales eventos del colectivo hacker, como el Black Hat o el Def Con, para estudiar la mente de estos arquetipos sociales y medir su cociente de espectro autista. Su objetivo era descubrir si los informáticos son cognitivamente distintos o tienen un comportamiento que difiere del de un adulto inmerso en la sociedad mainstream.
«Teniendo en cuenta que dos tercios de los asistentes a las conferencias de hackers tienen un cociente de autismo en la parte media del espectro, parece razonable concluir que la mayoría de sus patrones de pensamiento y conducta no son muy distintos de aquellas personas que eligen carreras científicas como las matemáticas o la física«, asegura la autora del estudio que ha dado lugar a un buen número de artículos reunidos en el libro Corporate Hacking and Technology-Driven Crime: Social Dynamics and Implications.
¿De dónde viene pues el mito de que los hackers suelen tener Asperger? Principalmente de los medios de comunicación que han bautizado este trastorno generalizado del desarrollo entre otras cosas como el Síndrome Geek. «Para resumir, el mito oscuro perpetuado por los medios de que la mayoría de los hackers que asisten a convenciones lo hacen motivados por la venganza, aumentar su reputación o ganar dinero a expensas de otros, simplemente no está respaldado por los datos obtenidos. En vez de eso, la mayoría de los hackers que van a estas conferencias parecen sentir que sus deficiencias en el trato humano son compensadas por una habilidad para concentrarse en detalles de forma creativa que no se encuentra frecuentemente en el resto de la población».
Redacción QUO