Muy pocas bebidas han generado la histeria que rodeó a la absenta a finales del siglo XIX. Se la conocía como «el hada verde» y se le atribuye la esclavización y ulterior destrucción de la mente de toda una generación de artistas y escritores. Vincent Van Gogh, Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire, Paul Gauguin, Henri de Toulouse-Lautrec, Oscar Wilde y Alesteir Crowley eran bebedores empedernidos de absenta, a cuyos efectos alucinógenos se atribuían todo tipo de conductas depravadas. Alejandro Dumas (1802-1870) llegó a afirmar que la absenta había matado a más soldados franceses en el norte de África que las balas árabes.
El punto álgido de la «locura de la absenta» se alcanzó en 1905, cuando Jean Lanfray, un alcohólico de nacionalidad suiza, disparó en estado de embriaguez a su esposa y a dos de sus hijas -declaró que lo hizo porque su mujer se había negado a limpiarle los zapatos-. Ese día había bebido grandes cantidades de vino, coñac, brandy y crema de menta, pero la culpa recayó sobre las dos copas de absenta que también había tomado. A esto siguió un vendaval de ira antialcohol que consiguió prohibir la absenta en Estados Unidos y en la mayor parte de Europa, aunque nunca en Gran Bretaña. La prohibición se mantuvo hasta hace muy poco.
El crack-cocaína de antaño se hacía -y se hace- con margaritas. El ajenjo, o Artemisia absinthium, pertenece a la familia de las margaritas, y desde la antigüedad se le atribuye un gran valor medicinal. Entre muchas otras cosas, se utilizaba para curar los parásitos intestinales y, en ocasiones, como afrodisíaco. Antes de la aparición de la absenta, el ajenjo ya era un ingrediente popular para dar sabor a las bebidas alcohólicas. El vermut se inventó en Italia a finales del siglo XVIII y debe su nombre al alemán wermut (ajenjo). Muchas marcas actuales siguen incluyéndolo en sus recetas: Punt e Mes, Chartreuse verde, Bénédictine.
El principio activo del ajenjo es la tuyona, llamada así porque se encontró por primera vez en el aromático árbol tuya, un tipo de cedro también conocido como Arborvitae (árbol de la vida). Su estructura química se parece a la del mentol, y puede ser peligroso en dosis elevadas; es cierto que tiene un efecto psicoactivo, pero no a la concentración de diez miligramos por litro que contienen de mayoría de absentas. La salvia, el estragón y el Vicks VapoRub tienen niveles parecidos de tuyona, pero nunca se han asociado a la conducta depravada.
Los legendarios efectos de la absenta se deben, casi con toda certeza, a su elevada graduación alcohólica, que a un 50-75 por ciento de volumen supera con mucho a la mayoría del resto de alcoholes destilados, que suelen estar a un 40%. La preparación de una copa de absenta consistía en un elaborado ritual, en el que se añadía agua al licor a través de una cucharilla perforada especial sobre la que se depositaba un terrón de azúcar que, al diluirse, eliminaba el sabor amargo de la bebida.
El agua enturbiaba la absenta, un efecto al que se llamaba louche. No se sabe con certeza si tiene relación con la palabra del francés antiguo lousche, que originalmente significaba «torcido» y que nos ha llevado al louche moderno, que significa «oscuro» o «de mala reputación». De todos modos, tanto si significa lo uno, como lo otro, la palabra louche es el adjetivo perfecto para un bebedor de absenta empedernido.