Las patadas que una madre siente de su hijo en el vientre no significan que se esté acomodando o que quiera enviarnos mensajes en morse. El objetivo sería muy distinto. De acuerdo con un reciente estudio publicado en Scientific Reports, permiten que el bebé «haga un mapa» de su propio cuerpo y explore su entorno.

Para llegar a esta conclusión, un equipo de científicos, liderados por Kimberley Whitehead, midieron las ondas cerebrales producidas cuando los bebés recién nacidos patean sus extremidades durante la etapa del sueño con movimientos oculares rápidos (REM), y descubrieron que las ondas cerebrales rápidas, un patrón de ondas cerebrales que se suele ver en los neonatos, se disparan en el hemisferio correspondiente.

Por ejemplo, el movimiento de la mano derecha de un bebé hace que las ondas cerebrales se activen inmediatamente después en la parte del hemisferio izquierdo que procesa el contacto con la mano derecha. El tamaño de estas ondas cerebrales es mayor en los bebés prematuros, que a esa edad por lo general todavía estarían en el útero.

Ultrasound of a woman's fetus at 37 weeks

PEDREGetty Images

Los hallazgos sugieren que las patadas fetales en las últimas etapas del embarazo, el tercer trimestre, ayudan a desarrollar áreas del cerebro que se ocupan de la información sensorial, y es la forma en que el bebé desarrolla una sensación de su propio cuerpo. Las ondas cerebrales rápidas provocadas por el movimiento desaparecen cuando los bebés tienen algunas semanas de vida.

“Se sabe que el movimiento espontáneo y la consiguiente retroalimentación del ambiente durante el período de desarrollo temprano son necesarios para el mapeo cerebral adecuado en animales como las ratas – explica Lorenzo Fabrizi, coautor del estudio, en un comunicado –. Aquí demostramos que esto también puede ser cierto en los seres humanos. Creemos que los hallazgos tienen implicaciones para proporcionar el entorno hospitalario óptimo para los bebés prematuros, de modo que reciban la información sensorial adecuada. Por ejemplo, ya es una rutina que los bebés estén en un “nido” en sus cunas, esto les permite para sentir una superficie cuando sus extremidades patean, como si todavía estuvieran dentro del útero.

Para el estudio se analizaron un total de 19 recién nacidos de dos días de edad en promedio y tenían entre 31 y 42 semanas de edad gestacional corregida cuando se estudiaron. La edad gestacional corregida tiene en cuenta su edad si todavía estaban en el útero; un bebé nacido a las 35 semanas y con una semana de edad tendría una edad gestacional corregida de 36 semanas.

Juan Scaliter