Mencionar Las Minas del Rey Salomón equivale a evocar fabulosos tesoros legendarios. Durante siglos, aventureros y arqueólogos han tratado de probar la existencia de esos míticos yacimientos, de los cuales había escasas pruebas. Incluso la propia existencia del monarca es puesta en duda por muchísimos historiadores. Por otra parte, La Biblia ni siquiera menciona las célebres minas, y se limita a decir que Dios concedió a Salomón la capacidad de encontrar oro y metales preciosos. Es en los textos de la Torá y, curiosamente, en el Corán donde sí se hace referencia expresa a ellas. Se cuenta en dichos documentos que eran yacimientos de oro, plata y diamantes, y que Salomón llevó a la también legendaria reina de Saba a visitarlos, para deslumbrarla con sus inagotables fuentes de riqueza.

Ahora, todas esas leyendas han vuelto a situarse en el primer plano de la actualidad después de que un equipo de arqueólogos de la Universidad de Jerusalén haya demostrado que unos yacimientos de cobre situados en el Valle de Timna (Israel) alcanzaron su máximo esplendor productivo en el mismo período histórico en el que supuestamente vivió el rey Salomón.

¿Serán estas las célebres minas de las que habla la leyenda? Para aclarar el misterio, hablamos en exclusiva con el arqueólogo Erez Ben-Yosef, director del equipo que ha realizado la investigación.

El yacimiento había sido descubierto en 1931, pero no se reparó en su importancia

P.- ¿Es cierto que la existencia de estas minas ya se conocía y que no es la primera vez que se vinculan con el mito del rey Salomón?
R.- Es verdad. Este yacimiento fue descubierto en 1931 por el arqueólogo estadounidense Nelson Glueck. Él fue también el primero que aseguró que se trataba de las mismas de las que hablaba la leyenda. Nadie le tomó muy en serio en su momento, y las investigaciones posteriores parecieron desmentir su hipótesis.

P.- ¿Qué ocurrió?
R.- Que en 1969 otro arqueólogo llamado Beno Rothenberg, excavando en el mismo lugar, descubrió los restos de un templo egipcio consagrado a la diosa Hathor y alrededor de diez mil restos pertenecientes a dicha cultura. Tras ese hallazgo parecía inapelable que esas minas habían sido explotadas en una época muy anterior a la del supuesto reinado de Salomón. Pero solo era una verdad a medias.

P.- ¿A quién pertenecían realmente estas minas?
R.- El yacimiento original es egipcio. De eso no hay ninguna duda. Pero por algún motivo que desconocemos aún, abandonaron su explotación. Lo que nosotros hemos hecho es excavar en otros lugares del valle, entre ellos en un punto conocido como la Sima de los Esclavos. Rothenberg no llegó a perforar allí, pero por algunos restos hallados a ras del suelo estaba convencido de que debía ser un lugar interesante para trabajar. Y ahora hemos comprobado que su intuición era cierta.

P.- ¿Qué descubrieron al perforar en la Sima de los Esclavos?
R.- La existencia de otro yacimiento muy posterior, y que en este caso no tenía vínculo alguno con los egipcios. Todos los restos que hallamos allí pertenecían a un pueblo que para los historiadores sigue estando envuelto en una auténtica aura de misterio: los edomitas.

P.- ¿Quiénes eran?
R.- Un pueblo seminómada que vivió en el área comprendida entre la actual Jordania y el norte de la Península Arábiga. Ellos fueron quienes construyeron la ciudad de Petra. En algunos momentos de la historia fueron enemigos acérrimos de Israel, pero en otros también llegaron a ser sus aliados.

[image id=»63067″ data-caption=»Ben-Yosef nos muestra uno de los casi cien puntos de fundición que se han encontrado en el Valle del Timna. También han aparecido restos de viviendas de los artesanos, así como restos de comida y tejidos» share=»true» expand=»true» size=»S»]

P.- ¿Por qué Rothenberg no excavó en la Sima?
R.- Era un investigador muy inteligente, pero no contaba con una tecnología tan precisa como la que tenemos hoy. La técnica del carbono 14, por ejemplo, no estaba tan perfeccionada como ahora. Por ese motivo decidió dejar aquel lugar intacto para que lo exploraran en el futuro otros arqueólogos que tuvieran más medios. Y hemos sido nosotros quienes hemos recogido el guante de ese reto.

P.- ¿Y qué vinculación tiene este yacimiento con la leyenda del rey Salomón?
R.- Recogimos muestras del suelo y también de restos orgánicos (entre ellos, pedazos de dátiles y huesos de aceituna) y las enviamos a los laboratorios de la Universidad de Oxford para que los analizaran. Los resultados fueron inapelables. Pertenecían al siglo X a. C., el mismo en el que supuestamente reinó Salomón. Y los hallazgos posteriores confirmaron que el período de mayor presencia humana, y por tanto también el de mayor rendimiento laboral en el yacimiento, se produjo también en esa misma época.

P.- ¿Puede este hallazgo contribuir de alguna manera a confirmar la existencia del rey Salomón?
R.- En absoluto. La existencia de las minas por sí sola no es prueba de nada. Solo podemos confirmar lo que he dicho anteriormente: que las minas alcanzaron su mayor nivel de productividad en la misma época en la que supuestamente vivió el monarca.

La existencia del rey Salomón sigue siendo puesta en duda por los historiadores

P.- ¿Cuál es la razón de que se dude de la propia existencia del rey Salomón?
R.- Porque fuera de los textos sagrados (Biblia, Corán, etc.) y de algunos otros documentos, no se ha encontrado ninguna prueba de su existencia. Por ejemplo, en Egipto tenemos inscripciones y grabados que reproducen los nombres de los faraones. Pero en los restos encontrados en Israel nunca ha aparecido ninguna inscripción con su nombre. Asimismo, tampoco se han hallado los restos de su mítico templo. Por todo eso, muchos historiadores dudan de su existencia. Hay algunos, por ejemplo, que están convencidos de que Salomón es una figura de ficción moldeada a partir de la imagen y la historia del faraón Amenhotep III, que dominó el territorio de Israel.

P.- ¿Existen otros yacimientos similares que también hayan sido vinculadas con el mito del rey Salomón?

R.- Sí. En 2008 se descubrieron otras minas, también de cobre, en Jordania, en el distrito de Khirbat en-Nahas. Y las pruebas de datación también las fecharon en el mismo período que estas. Y aún hay otras que fueron halladas en Asir, Arabia Saudita. Hay que tener en cuentan que tanto en nuestro yacimiento de Timna como en el de Jordania, además de las minas propiamente dichas, se han encontrado restos de primitivas industrias para la fundición del cobre. Eso quiere decir que había una actividad industrial realmente importante para su época en ambos lugares.

P.- Dejando al lado la hipotética vinculación con el mito bíblico, ¿qué otras enseñanzas importantes se deducen de este descubrimiento?
R.- Pues nos ha ayudado a tirar por tierra algunas creencias fuertemente arraigadas. Se pensaba que en este yacimiento trabajaban únicamente esclavos. Pero en la Sima hemos encontrado restos de alimentos que nos demuestran que los trabajadores comían manjares de gran calidad. También muchos de los restos de tela hallados tienen una finura que no se corresponde con la vestimenta habitual de un esclavo. Seguramente quienes realizaban el trabajo de extracción en la mina sí lo eran, pero luego ese metal extraído pasaba a manos de artesanos del cobre muy especializados. Estos trabajadores eran muy bien tratados y estaban muy valorados por la tarea tan delicada que realizaban. Eran vistos con admiración, ya que en cierta forma hacían magia, cogían una simple piedra y la convertían en metal.

P.- ¿Cuáles son los futuros proyectos de trabajo?
R.- Seguir excavando en esta zona. Estamos convencidos de que es un lugar que nos va a deparar aún más descubrimientos interesantes. Y me gustaría especificar otra vez que la finalidad de esta investigación no es probar la hipotética existencia del rey Salomón, sino documentar cuál era la actividad industrial del territorio circundante durante ese período histórico.

Vicente Fernández López