Así lo indica el doctor José Benítez, director médico de Boston Medical Group. Además, la liberación de superóxido dismutasa que se produce al mantener relaciones sexuales ayuda a eliminar las encimas tóxicas que produce nuestro organismo con el estrés. Esto significa que, además de los beneficios anteriores, una vida sexual sana y plena aleja a las personas del estrés y la depresión y le ayuda a reducir sus niveles de ansiedad.
En definitiva, la práctica de sexo previene un envejecimiento prematuro de nuestro organismo. “El sexo es salud, ya que en cada relación sexual se liberan endorfinas que ayudan a mejorar la salud de la persona. Además, es una actividad física, con la que se mejora la oxigenación de los tejidos y la circulación. Por todo ello, el sexo es importantísimo a cualquier edad, ya que activa, estimula y relaja”, afirma el doctor Benítez.
La indicación del sexo como terapia se dirige a todas las edades, pero es especialmente importante a partir de los 55 años, precisamente cuando por lo general la sexualidad pierde importancia. Aunque la disminución de la libido es una parte natural del envejecimiento, esta pérdida podría estar relacionada con otra serie de factores, como deficiencias hormonales, depresión, trastornos de ansiedad, efectos secundarios de alguna medicación, cambios en una relación, las barreras en la comunicación o la pérdida de un cónyuge o pareja.
“No debemos confundir importancia con frecuencia. El sexo es importantísimo a todas las edades: une, gratifica y ayuda a mantener una relación de pareja. Es muy importante destacar que los mayores de 60 años no solo pueden, sino que también deben tener relaciones sexuales”, insiste el doctor.
Redacción QUO