¿Qué tienen en común una tribu de pigmeos y un grupo de modernetes de la ciudad de Seattle? Pues que ambos experimentan las mismas emociones al escuchar música, tal y como ha demostrado un estudio realizado por la Universidad de Montreal (Canadá), y cuyos resultados se han publicado en la revista Frontiers of Psychology.

Los investigadores tomaron como voluntarios a cuarenta pigmeos del Congo que vivían aislados sin electricidad, y los hicieron escuchar diecinueve piezas musicales(once occidentales y ocho nativas) que incluían, temas tan famosos como el de la película Psicosis, y luego les pidieron que expresaran las emociones que les provocaba cada melodía. Posteriormente repitieron el experimento haciendo que cuarenta personas de los ambientes artísticos y bohemios de Seattle escucharan las mimas composiciones. Y el resultado fue que tantos unos como otros experimentaban las mismas reaciones emocionales ante cada pieza musical.

El estudio con firma la tesis de que la música posee algunas características que son universales, comunes a todos los seres humanos, con independencia de la sociedad en la que se hayan educado. Eso sí, los voluntarios de Seattle fueron capaces de describir un arco de emociones más variado, rico y sutil que los pigmeos, lo que apunta a que también existe un condicionante cultural a la hora de apreciar, sentir y valorar la música.

Redacción QUO