Existen solo dos sexos? La intersexualidad ha abierto el debate sobre la posibilidad de considerar la existencia de (al menos) un tercero. Y alrededor de esta idea gira el argumento de El eXtraño del aYer, la segunda novela de la actriz y productora Cristina Higueras. Ciencia, medicina forense y unos retorcidos crímenes son los tres pilares sobre los que la autora ha construido esta absorbente historia de intriga, en la que la “realidad” es engañosa y casi nadie es lo que aparenta ser. Los ecos del cine de Alfred Hitchcock y Brian De Palma resuenan en una trama morbosa, intrigante y con un final sorprendente. Una lectura perfecta para los amantes del género negro.

Con motivo de la publicación de la novela, hemos hablado con la autora.

Pregunta. Quizás, de entrada, a muchos les sorprenda tu decisión de escribir una novela negra. Pero lo cierto es que siempre has sido una gran amante del género, ¿verdad?

Cristina. Sí. Podría decir que ha sido siempre mi lectura de ocio favorita. Cuando era adolescente camuflaba dentro de los libros de texto novelas de James M. Cain , de Patricia Highsmith, o de otros clásicos del género para que, si entraban mis padres en mi cuarto, pensaran que estaba estudiando y no disfrutando con libros de entretenimiento.

Pregunta. No eres ninguna novata en el mundo de la literatura, ya que esta es tu segunda novela. Aún así, ¿cuál ha sido la mayor dificultad a la hora de armar y estructurar una trama de intriga como ésta?

Cristina. La mayor dificultad a la hora de construir una novela negra consiste en elaborar un puzle en el que todas las piezas casen a la perfección. No se puede dejar ningún cabo suelto porque, si eso sucede, el lector se va a sentir estafado. Como lectora me ha pasado a veces y es algo que quería evitar. A partir de ahí, mi objetivo era desarrollar una historia truculenta en la que nadie es lo que parece, en un ambiente de personajes de clase media, gente de la calle con una vida corriente y rutinaria. Creo que los contrastes y las contradicciones hacen mucho más interesante cualquier historia. Es algo que también he intentado aplicar a la hora de interpretar mis personajes como actriz. Un reto que me propuse es ir dando pequeñas pistas al lector según va transcurriendo la acción para que al final, cuando se resuelve la trama, llegue a la conclusión que todos los datos clave han ido desfilando delante de sus ojos. Un poco lo que Hitchcock hizo en “Crimen perfecto”, donde una llave de la puerta del apartamento en el que se desarrolla la acción, la prueba que delata al culpable, está siempre presente en el curso de la historia, pero el espectador no repara en ella hasta el final.

Pregunta. La novela es muy detallista respecto a los protocolos de investigación y a las técnicas usadas por los forenses. Se nota que hay una gran labor de documentación detrás de cada página. ¿Qué trabajo de campo realizaste para obtener la información? ¿Qué profesionales te asesoraron en esa tarea?

Cristina. Los protagonistas son una inspectora de homicidios y un médico forense. Los mundos en los que se desenvuelven estos personajes eran totalmente desconocidos para mi. Afortunadamente, he podido contar con la inestimable colaboración de profesionales cualificados de ambas disciplinas que, además de asesorarme, me han permitido acompañarles en su día a día. También ha sido imprescindible, por un lado adentrarme en el mundo de las personas intersexuales, (antes llamadas hermafroditas) y, por otro, conocer a fondo lo que hay detrás de los trastornos del sueño o parasomnias. Me he documentado mucho al respecto y he conocido a personas que viven con estas particularidades.

Pregunta. ¿Cómo fue la experiencia de asomarte al mundo de los policías y los forenses?

Cristina. Lo que más me ha interesado ha sido el aspecto cotidiano de su trabajo que muy poco tiene que ver, al menos en España, con lo que transmiten series como CSI o películas americanas de detectives.

Pregunta. Sin querer desvelar ningún dato trascendental del argumento, si me atrevo a decir que la ciencia es un componente muy importante en la trama. ¿Eres aficionada a la divulgación científica?

Cristina. Por supuesto. Me considero una gran privilegiada por vivir en una época en la que tenemos la suerte de conocer y de experimentar a lo largo de nuestra vida más adelantos científicos que en siglos y siglos de cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Eso es algo que me fascina. Además estoy firmemente convencida de que cualquier progreso o avance en el conocimiento hace al ser humano mejor y más libre. Desde internet hasta la ingeniería genética. Otra cosa es el uso que uno haga de esos adelantos, por ejemplo de las redes sociales. Pero eso es algo semejante a cuando se conduce un coche: no porque pueda alcanzar 250 kilómetros por hora tienes que llevarlo por la avenida de la Castellana a esa velocidad… Por otra parte, mi novela hubiera sido inconcebible hace unos años, pues el ADN como prueba forense es, junto a Loren Barceló y Gonzalo Feomorel, el otro gran protagonista de mi historia.

Pregunta. El tema de la intersexualidad en una historia de género negro resulta una idea muy original. ¿Cómo surgió tu interés por este asunto?

Cristina. Yo al menos no tengo noticia de que la intersexualidad se haya tratado en ninguna novela de género negro. El detonante fue un documental al que tuve acceso en el que descubrí que había muchas clases de intersexuales. Mi desconocimiento de este campo, como el de la mayoría de la gente, era tal que me hacía pensar que había un único tipo de hermafrodita. Me impactó también saber que, por ejemplo en España, hay el mismo porcentaje de intersexuales que de pelirrojos. Entonces me pregunté ¿si casi todo el mundo conoce a un pelirrojo, por qué nadie conoce a un intersexual?. El sufrimiento por el que estas personas tienen que pasar para ser transformadas en “normales” (subrayo las comillas), y el tabú que hay en torno a esta cuestión me parecieron que podían ser el germen de mi novela.

Pregunta. ¿Qué es lo que más te ha impactado al investigar sobre los intersexuales?

Cristina. El afán por adjudicarles un género definido siendo niños. Una gran mayoría de los intersexuales con los que he hablado hubieran preferido que se les hubiera dejado con las características con las que nacieron y, cuando hubieran tenido capacidad para decidir, haber sido ellos mismos los que calibrasen si optaban por someterse a esas penosas intervenciones quirúrgicas. Según los testimonios a los que he tenido acceso, en muchos casos habrían preferido quedarse con la singularidad de sus órganos sexuales.

Pregunta.La intersexualidad ha abierto un interesante debate sobre si realmente solo hay dos sexos como siempre se ha creído, o si hay que replantearse seriamente esa idea. ¿Cuál es tu postura al respecto?

Cristina. A mi en general me dan mucha grima las etiquetas. Pero, desgraciadamente, vivimos en una sociedad que tiene verdadera obsesión por adjudicarlas. Hay teorías que dicen que existen cinco sexos. Si es así, ¿cuál sería el problema? En mi opinión ninguno,siempre y cuando, claro está, se dejase vivir a cada cual con sus particularidades. Pero parece que todavía estamos muy lejos de que eso ocurra.

Vicente Fernández López