El 20 de enero de 1960, Fidel Castro, reciente vencedor de la Revolución, estaba denunciando a través de la televisión cubana que España, la Iglesia católica y el propio embajador español en la isla estaban alentando la contrarrevolución.Como sus discursos son tan largos, al diplomático español aludido, Juan Pablo Lojendio, le dio tiempo de ir corriendo al plató e interrumpirle en pleno directo. Evidentemente, el realizador cortó la emisión, Lojendio fue expulsado de Cuba y el país caribeño retiró a su embajador en Madrid durante una temporada.
Redacción QUO
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