Según un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck y de la Universidad de Manchester, los niños de tres años no sólo tienen un sentido innato de la justicia, sino que se preocupan por aquel que ha padecido una situación injusta e intentan ayudarle antes que castigar al culpable.
El estudio, publicado en la revista Current Biology, explica cómo pusieron a los niños de edades comprendidas entre tres y cinco años en situaciones complicadas. Según indican, mostraron un nivel sorprendente de preocupación por los otros y también un sentido intuitivo de justicia, pretendiendo devolver los objetos que habían perdido a sus propietarios e intentando que aquellos que habían actuado mal cogiendo sin permiso cosas de otros no lo volviesen a hacer. Mientras que para los adultos todo es complejo y requiere reflexión, los pequeños lo tuvieron muy claro: primero se preocupan por el que ha sido robado y luego intentarían ayudarle a recuperar sus pertenencias. El castigo para ellos era lo menos importante.
Según explica Josep Call, primatólogo del Instituto Max Planck y coautor del estudio, «si definimos la justicia como una reparación de un agravio realizado a otra persona por parte de un tercero, esto es una situación exclusivamente humana. Esta definición implica que aquel que repara el agravio no tiene relación ni con la víctima ni con el culpable. El reparador no puede ser ‘juez y parte’. Ésta definición de justicia es lo que hemos encontrado en los más pequeños». Aunque se sabe que algunos primates actúan justamente contra otros que han robado comida o lastimado a un ‘colega’, esto nos saca del sentido de justicia, ya que el que castiga no adopta un papel neutral.
Los niños tomaron la actitud contraria a la de un adulto, que hubiese intervenido para imponer un castigo. Según explica Keith Jensen, otro de los coautores de la investigación, «el descubrimiento ofrece una nueva perspectiva sobre la naturaleza de la justicia y demuestra que hay ya un sentido innato de lo que es o no es justo desde la infancia». Para los investigadores también resultó sorprendente la empatía mostrada por los pequeños, «ya que es un componente básico del sentido de la justicia».
Fuente: livescience.com
Redacción QUO
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