El aire y la luz solar no suelen hacer mucho bien a las reliquias antiguas. Esto es justo lo que ocurrió hace dos meses cuando funcionarios de la Autoridad de Antigüedades de Israel, con las siglas IAA en inglés, realizaban una inspección rutinaria en una construcción del barrio de Arnona en Jerusalén y encontraron una instalación subterránea con bancos para bañistas.

Decorando las paredes de yeso del baño había diferentes símbolos como palmeras, diferentes especies de plantas y una menorah. Algunas de las marcas se hicieron a mano con hollín o barro, mientras que otras fueron talladas. Las palabras que decoran la sala están en arameo pero escritas en hebrea cursiva, una forma poco habitual de redactar el arameo entre el 538 aC y el 70 dC, según informa la IAA.

Greenwald Royee y Alexander Wiegmann, directores de la excavación, han asegurado que “tal concentración de inscripciones y símbolos de la época del Segundo Templo en este estado de conservación es algo raro, único e intrigante».

La mayoría de los símbolos son muy conocidos entre los arqueólogos, ya que eran dibujos que se usaban con frecuencia para decorar los baños y otros espacios durante este periodo histórico. Sin embargo, la imagen de lo que podría ser un menorah tiene a los investigadores bastante sorprendidos debido a que los pueblos antiguos no dibujaban objetos sagrados.

Sobre el mensaje de los escritos en hebreo la IAA no ha publicado todavía ningún tipo de información. Aún así los investigadores están intentando establecer una conexión entre las letras y el resto de símbolos dibujados en el baño.

Por el momento tampoco se conoce la autoría de los mensajes, aunque se han sugerido algunas teorías. Puede que las marcas sean obra de una persona profundamente religiosa o de un simple bromista, siendo una especie de graffiti de la época.

Al margen de todas estas especulaciones, los investigadores han tenido que trabajar a contrarreloj. Estos símbolos son muy sensibles a la exposición de la luz y el aire y pueden llegar a desparecer para siempre. Actualmente las ruinas se encuentran en los laboratorios de conservación de la IAA y serán expuestos al público en un futuro.

Redacción QUO