Desengañémomos. Las verduras y hortalizas no siempre tiene ese aspecto tan apetecible que ofrecen los productos que vemos en el rmercado. Muchas piezas presentan aparentes imperfecciones que, aunque no afectan a su sabor y calidad, provocan que no sean puestas a la venta. Por ese motivo, ha surgido el movimiento Ugly food que pretende luchar contra ese desperdicio de alimentos, y trata de convencer a la opinión pública de la necesidad de consumir dichos productos auqnue su aspecto no sea tan sugerente.
Se calcula que un tercio de la producción mundial de alimentos es rechazada por esa causa, lo que genera una pérdida aproximada de 400.000 millones de dólares anuales. Y, además parte de esos alimentos rechazados se pudren en vertederos, generando gas metano, uno de los causantes del llamado efecto invernadero. Algunos estudios apuntan a que, en Estados Unidos, los 35.000 millones de toneladas de comida imperfecta que se derrochan contribuyen al calentamiento global del doble de lo que lo hace el tráfico rodado.
Algunos personajes mediáticos como el chef Jamie Oliver ya se han sumado a este movimiento, aunque para que triunfe tendrán que cambiar muchas cosas. Primero, la legislación, que obliga a que ciertos productos como los espárragos presenten un grosor, una longitud y una coloración determinadas. Y, segundo, los métodos de recolección. En muchos casos están mecanizados y diseñados a priori para rechazar aquellas peizas que por su aspecto no se consideran las más idóneas para el consumo.
Redacción QUO