Desde que la evolución envió por senderos distintos a los ancestros del hombre y los del chimpancé (hace unos 6 millones de años), uno de los componentes que más se ha diferenciado en nuestras anatomías ha sido la mano. Y sus cambios se han producido a golpe de mutaciones en nuestro material genético. Ahora, un grupo de investigadores dirigidos por Shyam Prabhakar, del Lawrence Berkeley National Laboratory (EEUU), ha descubierto que la secuencia de ADN responsable de nuestra evolución es un fragmento considerado basura. Para ello, introdujeron en embriones de ratón genes equivalentes procedentes de humanos, chimpancés y monos rhesus, y vieron que solo los de humanos se expresaban en zonas de las extremidades superiores.
Redacción QUO