El que no haya juzgado nunca a nadie sin conocer sus circunstancias que lance la primera piedra. Tendemos a hacer juicios sobre las personas que nos rodean, sin pararnos a pensar las razones que llevan a los seres humanos a reaccionar de una determinada manera. Damos por hecho que, si la reacción no es lógica en nuestro cerebro, esa persona está actuando mal, sin valorar previamente que puede que sean nuestros prejuicios o nuestro bagaje previo lo que nos haya confundido. Para poder ponerse en los zapatos del otro hay que contar con más empatía que una tostadora y ser humildes para aceptar que podemos estar equivocados.

En la piel de este peluquero, muchas personas hubieran podido pensar que se encontraban ante un niño maleducado, revoltoso o que se comporta de una forma extraña. Él no. De hecho, el comportamiento de este profesional británico ha dado la vuelta al mundo por hacer mucho más de lo que se esperaba de él. Según explica en un post en Facebook, «Mason tiene un trastorno del espectro autista que le fue diagnosticado hace varios meses. Así que, durante todo este tiempo, he estado intentando probar diferentes formas para cortarle el pelo. Él no me permitía acercarme a sus orejas y salía corriendo cada vez que me acercaba a él. Pero hoy finalmente lo conseguí cuando ambos nos tiramos al suelo en silencio y me permitió hacer mi trabajo».

La publicación no tardó en viralizarse llegando a más de 935.000 personas en solo unos días. En la misma explicaba que está decidido a ayudar a más personas que padezcan este trastorno. James Williams ha ganado recientemente el premio a la mejor barbería del año en Gales, lo cual no es de extrañar dada la comprensión y el cariño que derrocha.

Fuente: cnn.com

Redacción QUO