Simpáticos, tiernos, altivos, pícaros… Al primer golpe de vista las personas somos capaces de definir el “carácter” de un coche. Un estudio que aparecerá en el número de diciembre de la revista Human Nature acaba de analizar científicamente este hábito familiar para la mayoría de nosotros.
En los experimentos realizados con voluntarios, la mayoría de los participantes coincidió a la hora de atribuir al frontal de un automóvil rasgos como dominancia, madurez, género o amabilidad. De forma más precisa, los vehículos catalogados como poderosos coincidían en exhibir un capó muy ancho o faros angulares, mientras que los que recibieron la calificación de femeninos, infantiles, sumisos o amables presentaban faros cuyo extremo superior se acercaba a la línea media del frontal y una inclinación hacia arriba en los extremos del coche, que parecía sonreir.
Según los principales autores de la investigación, Sonja Windhager, de la Universidad de Viena (Austria) y Dennis Slice, de la Universidad del Estado de Florida (EEUU), catalogamos así los vehículos con el mismo mecanismo mental que usamos para leer el rostro de nuestros semejantes. En las próximas fases, intentarán averiguar si también tendemos a hacer extensiva esa personalidad a los conductores y cómo afectaría esto a las relaciones en la carretera.

Pilar Gil Villar