A diferencia del cristianismo y del islam, en Oriente es fácil encontrar religiones no teístas. El budismo y el taoísmo son las más conocidas.
Ambas pueden considerarse religiones ateas, en el sentido etimológico del término (que tiene poco que ver con el que hoy le damos en Occidente), ya que rechazan la existencia de un Dios creador y todopoderoso.
Otro caso de “religión atea” es el jainismo, surgido en la India en el siglo VI a de C. Sus seguidores son animistas: creen en la existencia del alma y en su pervivencia más allá de la muerte física, pero no aceptan la idea de un ser supremo.
Enviada por Carlos Giralda, Palencia
Redacción QUO