Ignoramos si hay otra vida después de la muerte pero, al menos técnicamente, si es posible tener un orgamos una vez fallecido. Y hemos dicho técnicamente, porque esa sensación solo puede experimentarse en el estado de la llamada muerte cerebral, que es cuando se ha producido de forma irreversible el cese de toda la actividad encefálica, aunque el cuerpo sigue conservando la actividad cardíaca y ventilatoria gracias al soporte artificial en las unidades de cuidados intensivos.
Stephanie Mann, investigadora del Vermont College of Medicine asegura que, en ese estado, el cuerpo humano, al menos teóricamente, aún puede experimentar los espasmos que causan el orgasmo y sufrir incluso una eyaculación. «Igual que se produce el llamado Síndrome de Lázaro (cuando la persona con muerte cerebral muestra movimientos complejos, como extender los brazos y cruzarlos sobre el cuerpo), también podría producirse algún tipo de movimiento reflejo que desembocase en un orgasmo. Bastaría tan solo con activar y oxigenar los nervios sacros del cuerpo para que ocurra», asegura la especialista.
Por otra parte, la erección post mortem es un fenómeno ampliamente documentado en el caso de las personas fallecidas de forma violenta, especialmente en el de los ahorcados. El fenómeno ha sido atribuido a la presión en el cerebelo, creada por el lazo de la soga utilizada para ahorcar, y se documentó oficialmente por primera vez en París en 1812 (aunque era una especie de «verdad a voces» desde la Edad Media). Pero esta especie de priapismo se produce también en los casos de personas muertas por armas de fuego, envenenamientos, apuñalamientos… De hecho, el forense David Levy, en su obra Neck trauma, asegura que entre el 80 y el 85% de las personas que fallecen de forma violenta sufren priapismo post mortem. Por ese motivo, los investigadores policiales, cuando descubren este fenómeno, sospechan inmediatamente que la muerte no se ha producido por causas naturales.
Vamos, que tal y cómo cantaban los chicos de Siniestro total… Todos los ahorcados mueren… pues eso.
Redacción QUO