La primera rutina de control, el llamado test Apgar, se produce ya en el minuto uno de existencia y se repite en el quinto: el ritmo cardíaco, el esfuerzo respiratorio, el tono muscular, los reflejos y el color e irritabilidad de la piel reciben 1 ó 2 puntos por categoría. La suma de todos constituye la primera nota de nuestra vida, y decide sobre el primer entorno que nos rodeará. Entre 6 y 10, la flecha apunta a la compañía materna, pero una puntuación más baja se traduce en la necesidad de valoración neonatológica. “El diagnóstico inicial es complicado, ya que los recién nacidos presentan solo un puñado de síntomas para multiplicidad de trastornos”, aclara Carmen Pallás, jefa del Servicio de Neonatología del Hospital Doce de Octubre (Madrid). La vigilancia temprana será el primer esfuerzo por el bienestar futuro.

Los básicos
No obstante, si no surgen problemas apreciables, el desembarco en el mundo tampoco resulta un mar de ocio. Tres son las necesidades básicas que necesitan satisfacción: regular la temperatura (algo para lo que el organismo aún no está preparado), recibir alimento (se acabó la sopa boba vía cordón umbilical) y experimentar amor. Por suerte, la naturaleza ha previsto el dispositivo multiusos capaz de satisfacerlas todas: una madre. “Si se les deja sobre el abdomen de esta, prácticamente el 100% de los recién nacidos van reptando instintivamente, y entre los 90 y los 120 minutos han encontrado el pecho y succionan de forma correcta”, comenta Pallás. Por el camino se consigue el calor necesario para evitar una hipotermia que, si no se combate por otros medios, podría acarrear consecuencias neurológicas durante el desarrollo.
Como premio, el calostro, la primera leche, cuyos componentes nos aprovisionan de defensas y fomentan que los pulmones maduren más rápidamente en los prematuros. Un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido) ha concluido que un 22% de los cuatro millones de bebés que mueren en los países en desarrollo se salvaría si empezaran a amamantarles en la primera hora.

Redacción QUO