Hace cinco años, Sudán del Sur consiguió por fin su independencia, tras varias décadas de conflicto con su vecino Sudán del Norte. Pero aquel acontecimiento no significó la llegada de la paz. Pocos meses después de constituirse como nación, el país volvió a verse sacudido por la violencia debido al enfrentamiento entre el presidente Salva Kiir y el líder de la facción rebelde, Riek Machar, ambos de etnias diferentes. Las prolongadas luchas han provocado un éxodo masivo de la población, hasta el punto de que no existen cifras oficiales de cuantas personas viven aún en Juba, la capital del país. Los trabajadores de varias ONG calculan que pueden ser unas 250.000.Entre ellas, estos pequeños que juegan con los restos de un caza derribado. Son niños que han nacido en un país en guerra y que no han conocido en sus cortas vidas lo que significa la palabra paz.
Vicente Fernández López